Supongo que quienes lleven a cabo o simplemente participen en la FIL XL, que vamos a tener este año, podrán hacer una triste comparación con las habidas en años anteriores. Pero podemos confiar de que en el futuro volverá a ser lo que fue hasta el año pasado: la actividad bibliográfica y cultural más importante de todo el mundo latino. Debemos confiar en que no pasará mucho tiempo para que regresemos a las andadas y a vivir aglomerados durante una larga semana, viendo libros, amigos y amigas, predicando nuestro leal saber y entender y hasta autografiando por ahí, de vez en cuando, uno que otro libro de nuestra autoría que algún lector ingenuo compró pensando, tal vez con razón, que le gustaría leerlo. Lo cierto es que los autores locales tenemos poca presencia: de hecho, asumimos con gusto el rol de seguidores de personajes de gran renombre, aunque a uno que otro le toca algún premio expresamente diseñado para los autóctonos.Compensando la pandémica catástrofe, los españoles reconocieron, muy a su pesar, que nuestra FIL le daba diez y las malas a su Liber y le dieron un premio importante, pero no lo hicieron a plenitud, hubo que compartirlo con un festival de mucho menor calibre. Hubiera sido demasiado para ellos dárselo nomás a la dicha FIL.Cabe recordar el poco empeño que ese país puso en el año 2000, cuando fue invitado de honor a la Feria, máxime cuando si se compara con la brillantez de la participación de Cataluña cuatro años después… Fue la diferencia de la noche al día.También pienso ahora en las arremetidas en contra de ella que emprendieron las autoridades económicas y cultuales del Estado de Jalisco cuando gobernaba Emilio González Márquez y su Secretario General de Gobierno era un ex rector de la Universidad de Guadalajara. ¿Recuerdan que el rector Narro de la UNAM levantó incluso el puño en nuestra defensa y hasta advirtió que podría convocar a todas las universidades públicas del país? “Si agreden a una, es como si las agrediesen a todas”, dijo con voz muy fuerte y el Poder Ejecutivo bajó de inmediato la guardia.También me viene a la memoria, inclusive un par de directoras de conducta reprobable, una de las cuales hasta trató de apoderarse de la Feria. Era de tal tamaño su estulticia que, aun habiendo estado en el intríngulis de ella, llegó a suponer que tenía posibilidades de hacerlo. Este año nuestra Feria se verá opaca por culpa de la pandemia de marras, pero luego habremos de recordarla como una anécdota vencida. De cualquier manera, conviene que cerremos filas y coadyuvemos a realizar la mejor feria posible. A fin de cuentas, hoy por hoy, nuestro aquelarre bibliográfico es, no cabe duda, uno de los emblemas más importantes de una ciudad que tiene, por otro lado, muchos motivos para avergonzarse y rechazar a los visitantes.En fin, va a ser un año pobre para la FIL, pero pago doble contra sencillo en favor de que el bache se va a superar.
