El tema de la Agencia Metropolitana de Seguridad (AMS) nos puede servir para revisar el lentísimo paso con el que se trabaja para concretar acciones que demuestren que de verdad se quiere o se tiene una visión metropolitana de gobernar, de la que siempre habló la clase política que gobierna Jalisco y 8 de los 9 municipios que integran el Área Metropolitana (Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto, Zapotlanejo, Juanacatlán e Ixtlahuacán).Hasta hoy, con más de siete meses de gestión de los gobiernos municipales y cinco del Gobierno estatal, no se ha capitalizado el dominio casi absoluto de los gobernantes emanados del partido Movimiento Ciudadano, para sacar acuerdos en el Instituto Metropolitano de Planeación para mejorar la prestación de algunos de los servicios públicos que están constitucionalmente obligados a brindar haciéndolo en conjunto.Lo que ha pasado con la Agencia Metropolitana de Seguridad y con la pretendida policía metropolitana es un ejemplo. Ni la crisis de inseguridad ni la escalada de violencia en la metrópoli han hecho que la y los alcaldes, así como los funcionarios estatales del área de seguridad, dejen a un lado diferencias y hagan un frente común contra la delincuencia.Sin una vocación definida en la estrategia de seguridad del Gobierno estatal, la AMS ha sido ya objeto de soterradas disputas entre alcaldes y la coordinación de Seguridad desde donde quisieron imponer a una sucesora que ocupara el lugar que dejó vacante Marco Valerio, cuando en diciembre fue nombrado secretario del Trabajo.Como se recordará, la AMS empezó a operar a fines de 2016 con un perfil muy distinto al que originalmente pretendía el hoy gobernador Enrique Alfaro, cuando empujó decididamente su creación siendo alcalde de Guadalajara. La idea inicial que tenían los entonces 6 de 9 alcaldes metropolitanos era que la AMS tuviera un comisario y una policía metropolitana a su mando, luego de su rechazo a la Fuerza Única Metropolitana que estaba en ciernes en la Fiscalía estatal. Sin embargo, eso no fue posible, porque el entonces gobernador Aristóteles Sandoval se opuso por advertir inconsistencias en su operación financiera, legal y policial. Tras fuertes encontronazos, finalmente la AMS nació sin la posibilidad de manejar policías y más bien como una instancia de diseño de políticas públicas de seguridad pública, que actualmente representa como encargado de despacho Marcos Vargas Medrano.Por eso fue más que sorpresiva la solicitud que hizo el Gobierno estatal a la Secretaría de la Defensa Nacional para que le sugiriera militares en situación de retiro para ocupar el cargo de Comisario General Metropolitano y nueve jefaturas de zona de la AMS.Lo menos que se puede decir es que esta petición revela, además de la suma del Gobierno de Alfaro a la tendencia nacional de poner en manos de militares a las policías, una grave indefinición en la estrategia policial, ya que hasta ahora, no hay ningún indicio de que se esté buscando una reforma legal a la AMS que permita la incorporación de estos mandos y defina los términos de sus responsabilidades y funciones. En ese sentido bien vendría una buena explicación del gobernador y la y los 9 alcaldes metropolitanos de cómo se quiere utilizar a la AMS para atender el urgente problema de la inseguridad. No hay tiempo que perder.jbarrera4r@gmail.com