Hace años que la danza y el teatro, artes que son obvias hermanas, aparecen mezcladas o fusionadas en espectáculos de Guadalajara. La mezcla funciona, aunque a veces los espectadores terminemos con la ceja alzada: bueno, ¿es esto danza o es teatro? La respuesta ideal tendría que ser: no importa, porque el espectáculo funciona y se justifica a sí mismo. Trabajos como “LID Kids”, un espectáculo de danza contemporánea del grupo Akokitsa Danza, dirigido por Ana Salcido, permiten que los espectador es advirtamos que fronteras como las que hay entre las artes son solo pactos, convenciones que funcionan… cuando funcionan.En esta obra, que se presenta los miércoles de junio en el Foro Larva del Centro tapatío, seis bailarines presentan a un grupo de niñas en medio de la guerra y dramatizan su paso de la alegría y el juego al miedo y la violencia. El trabajo toma como referencia la famosa foto de la niña de Vietnam Kim Phuc, que, en 1972, fue retratada al huir de un bombardeo con Napalm, desnuda en una carretera.“LID Kids” es un espectáculo de danza, pero también de imágenes y sonidos. El espectador conoce a las niñas de la obra desde que entra al foro: bailarinas vestidas y peinadas como niñas, que evocan juegos infantiles con el cuerpo y las extremidades; la escena a veces queda a oscuras y las niñas van ocupando franjas de luz: sonríen, saludan, ríen mucho. Media hora después se han dejado abatir por aviones que cruzan el cielo, por balas y bombas, por gente que las agrede. Una intenta escapar, pero se queda quieta mientras todo se oscurece.La expresión corporal es el elemento principal de los intérpretes, y sus cuerpos procuran en escena una movilidad que pretende contar el paso de la alegría infantil al horror de la guerra. El público irá viendo cómo sus expresiones se vuelven menos armónicas y más violentas, más limitadas, menos amplias. El contraste es obvio entre un cuerpo libre que recorre todo el escenario y otro que se sacude en un mismo sitio, y funciona para narrar, para dotar a los personajes de rasgos de identidad que cambian gradualmente. Es decir: se construye carácter.Si acaso, a “LID Kids” habría que cuestionarle si, en medio de la atractiva riqueza de la expresión dancística, las decisiones dramáticas ayudan a narrar o a retratar a los personajes, o solo redundan y sobreexponen. Claro que dos rasgos típicos de lo infantil son la alegría y el juego; ¿es necesario remarcarlos en la música, en el sonido, en el vestuario, en el peinado…? Y lo mismo para los conceptos opuestos, pues el trabajo se concentra en el contraste sin matices entre “niños felices” y “niños en guerra”: si escenificamos el concepto “guerra”, ¿no hay otros recursos para mostrarlo, en esos cuerpos tan potentes, además del grito?“LID Kids” es un trabajo breve, de alrededor de una hora, y apto para todo público desde 15 años de edad. Se pueden comprar los boletos vía internet (busque el evento en Facebook) o en las taquillas del Larva, que ahora quedaron instaladas sobre Avenida Juárez afuera del café.Carteleras: agoragdl.com.mx / ivangonzalezvega@gmail.com