Sábado, 28 de Septiembre 2024

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

Justificar lo injustificable

Por: Rubí Bobadilla

Justificar lo injustificable

Justificar lo injustificable

Ni todas las protestas, ni todos los "destrozos", ni todas las mujeres que nos faltan han podido erradicar el discurso de "también a los hombres los matan y los desaparecen".

Qué tan arraigado está el machismo en esas personas que ni siquiera se han puesto a pensar que tuvieron una madre, posiblemente tienen hermanas, hijas y amigas que, al igual que Debhani, Quimberly o Vanesa Gaytán, quien el lunes cumplió tres años de haber sido asesinada afuera de Casa Jalisco, podrían ser víctimas de la violencia feminicida.

Me pregunto si también a ellas se les desestimaría y juzgaría como desestiman cada caso de alguna mujer que es desaparecida o asesinada. ¿Qué pasará por la cabeza de las personas que, aun cuando la ley tipifica los delitos de género (delitos manifestados cuando el hombre ejerce poder sobre la mujer), siguen justificando que "también a los hombres los matan", y por ello minimizan el tema?

El caso de Debhani, de Quimberly, de Vanesa, de las 10 mujeres que en México son asesinadas cada día de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, no son casos aislados, y cada uno representan la realidad que vive el género en el País, y pese a ellos, todavía hay quienes buscan minimizarlo.

Dolió ver todo lo que ocurrió detrás del caso de Debhani, pero más dolió el juzgamiento a la víctima, a los padres, a las amigas. ¿Por qué hay personas que están más preocupados por señalar a las amigas que la dejaron al salir de la fiesta, que por los hombres que estuvieron involucrados en el caso, que no la ayudaron, la violentaron y dejaron que el cuerpo la joven, de solo 18 años, terminara dentro de una cisterna? 

Eso es lo que debería de doler, que son ellos mismos quienes están ocasionando la violencia feminicida contra la cual lucha cada mujer desde su trinchera, por la cual salen a marchar y manifestarse, porque ellos, al justificar lo injustificable siguen replicando la cadena que pareciera no tener fin. 

Porque no se trata de prevenir que una mujer salga, que no vaya de fiesta, que se vista de tal o cual manera para no correr riesgo, sino de que existan las condiciones de seguridad para que puedan hacerlo y regresen con bien a casa. El “prevenir” no está en poner en pedestales y cajas de cristal a las mujeres, sino de reeducar, de ser más sensibles, de callar cuando no se tiene nada bueno por decir.

No, no es que sea una utopía que una mujer pueda ejercer su libertad de manera segura por la situación que se vive en México, sino porque la violencia feminicida impera desde que una persona se niega a entender que no es lo mismo un asesinato de un hombre que el de una mujer por ser mujer, que incrimina qué hizo mal la víctima para terminar siendo violentada, que busca contraponer opiniones para que sean ellas quienes terminen siendo mal vistas. 

¿Cómo comenzar a reeducar? Sí desde las infancias erradicando micromachismos, pero también comenzando a cobrar conciencia al pensar: ¿Qué pasaría si la siguiente víctima fuera alguien de mi familia o alguien cercano a mí? ¿Me gustaría que la juzgaran o preferiría que los violentadores sean castigados por el daño hecho?

No será posible comprender qué es lo que ocurre y cómo lo viven las víctimas directas y sus seres queridos sino hasta que comencemos a ser más empáticos y nos pongamos en los zapatos del otro. No es qué hicieron ellas mal, es qué estoy haciendo yo para cambiar la situación.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones