Como buena parte de los pueblos indígenas de México, la comunidad coca de Mezcala, situada en la ribera del lago de Chapala, también ha padecido históricamente el asedio sobre su territorio y sus recursos. El intento de despojo más reciente que ha Mezcala, es la invasión cometida por el empresario tapatío Guillermo Moreno Ibarra.En 1999, Moreno Ibarra llegó a la comunidad de la mano del comunero Cresenciano Santana Sánchez a quien hizo compadre y finalmente prestanombres para invadir ilegalmente 12 hectáreas pertenecientes a la comunidad de Mezcla, en una zona boscosa ubicada en el cerro de El Pandillo.Las alturas del cerro El Pandillo ofrecen una de las mejores vistas del lago de Chapala, ya que se ubican casi a la mitad de la parte oriental de la cuenca lacustre. En ese terreno, el invasor construyó una residencia y una cerca perimetral electrificada. Quizá por sus cargas de conciencia, el invasor también se hace rodear de guardias armados, como atestiguó la comunidad y decenas de invitados de otras comunidades y periodistas en febrero de 2008, en una asamblea efectuada en El Pandillo. Ese día los guardias del invasor hicieron disparos sin importar que entre los asistentes hubiera niños y personas de la tercera edad.En su intento por quedarse con esas preciadas tierras, que bien puede ser la punta de lanza para un fututo desarrollo inmobiliario o turístico, el invasor ha comprado voluntades tanto de la comunidad, propiciando división y enfrentamiento, y la de autoridades que en lugar de aplicar la justicia, la tuercen. En al menos dos ocasiones, el invasor y sus abogados han inventado delitos a los comuneros por los que estos han pagado con largos juicios para demostrar su inocencia, o incluso con la cárcel como ocurrió con Rocío Moreno, detenida por la policía investigadora en septiembre de 2011.Mezcala tiene, como otros pueblos originarios, la acreditación de su propiedad de las tierras que ocupa ancestralmente tanto por el Título Primordial entregado por la Corona española en siglo XVIII, como la titulación presidencial entregada en 1971.A pesar de las contundentes evidencias de que se trata de una invasión, la comunidad de Mezcala sigue esperando justicia. Lo dice con claridad la misma Rocío Moreno: es como si llegaras a tu casa después de trabajar y te encuentras a un ladrón en el patio, lo denuncias pero la policía en lugar de detener al ladrón, detiene al propietario de la casa.El pasado jueves, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa en el Estado de Jalisco iba a dictar sentencia; al final pospusieron la decisión con el argumento de que deben revisar detenidamente su resolución. Enhorabuena que lo hicieron. Como explicó el abogado de Mezcala, Rubén Ávila Tena, deben darse cuenta que no es un simple conflicto entre particulares, sino la tutelación de derechos colectivos que tiene la comunidad de Mezcala sobre todo su territorio. Fallar a favor del invasor enviaría un pésimo mensaje para Mezcala y para todas las comunidades indígenas: el mensaje de que la justicia está para el poderoso, para el invasor, y no para las comunidades que con paciencia llevan a los jueces sus casos para que les impartan justicia.Por eso los magistrados deben hacer justicia y fallar a favor de la comunidad. Es hora de la justicia para Mezcala, y para todos los pueblos originarios de este país.