Se fue Jorge Vergara Madrigal. Lo venció una enfermedad larga y dolorosa que él nunca quiso hacer pública. Hay y habrá muchos dichos sobre la causa de su muerte, da igual: murió como él quiso, donde él decidió y con la gente que él escogió que estuviera a su alrededor.Vergara es sin duda el más atrevido y también el más controvertido de los empresarios jaliscienses de los últimos años y quizá también de todo el país, pues no es fácil encontrar alguien que, para bien o para mal, se le parezca en todo México. Vendedor nato, de productos y de quimeras, disruptivo por naturaleza, transgresor de normas y estereotipos, Jorge siempre pensaba fuera de la caja y por momentos incluso, lo dijimos algunos, aunque a él no le gustara, fuera de la realidad.Jorge, que vendió desde carnitas hasta departamentos en la playa, según se fueran presentando las oportunidades y las necesidades, levantó un emporio a través de la venta de complementos alimenticios, a los que asoció con cualidades extraordinarias que rayaban en el milagro y con ello traspasó fronteras: de México brincó a América latina, de ahí a Rusia y después a China. En un acto de rebeldía se atrevió a proponer la compra de Chivas, la marca más importante del futbol mexicano, sin haber pertenecido jamás al mundo del futbol o de los medios y lo logró, no exento de cuestionamientos y demandas judiciales. Justamente eso, el ser diferente y disruptivo, hizo que muy pronto su participación en el futbol nacional se convirtiera en una presencia incómoda, revolucionaria y controversial: rompió la dualidad Televisa-Azteca, cambió la forma de negociar con las televisoras y de entender el negocio del futbol. A la afición le prometió el oro y el moro, las mejores guasanas, los mejores jugadores y entrenadores. Al final solo pudo darle dos campeonatos en 30 torneos, un gran logro para algunos, demasiado poco para un afición que lo quería y esperaba todo.Podíamos estar o no de acuerdo con Jorge Vergara (yo fui de los que estuve públicamente en desacuerdo en varias ocasiones), quererlo o detestarlo, pero nadie podía ignorarlo. Nadie podrá decir que no recordará su paso por esta Guadalajara del siglo XXI donde él fue protagonista y donde dejó muchas promesas, como el gran centro JVC que nuca se construyó, y algunas realidades como el nuevo estadio de Chivas, a querer o no, la obra privada más importante de la ciudad en lo que va de este siglo.Descanse en paz Jorge Vergara Madrigal. Mucha tinta fluirá sobre sus promesas cumplidas y las incumplidas y muchas palabras se mentirán en su nombre, pero su historia quedará ahí para ser sopesada, analizada y valorada.(diego.petersen@informador.com.mx)