Jorge Martínez es un sinvergüenza, tanto así que en 2016, sin pudor alguno, tuvo el atrevimiento de convertirse en el primer mexicano campeón del mundo dentro de la disciplina del patinaje de velocidad.Por si fuera poco también peca de soberbia, pues en algunas entrevistas que ha concedido anteriormente, aseguró que no le importaría llegar a convertirse en un ejemplo para los niños que como él quieran triunfar dentro del mundo del patinaje. Qué inmoral de su parte.Además es un hombre al que no le gusta echar raíces. Mira que dejar a su amada Sonora para venirse a vivir a Jalisco en la búsqueda de mejores oportunidades, habla de todo lo que está dispuesto a sacrificar para convertirse en la persona y atleta que quiere ser. Es sorprendente cuánta ambición puede caber en una persona.No contento con mudarse para acá también tuvo el descaro de hacerse notar, pues en 2017, sin mayor problema para aceptarlo, recibió y presumió el Premio Estatal del Deporte en plena Avenida Chapultepec.Antes de seguir enlistando sus defectos me parece prudente que destaquemos el punto anterior, porque sin duda alguna sorprende que haya tenido la desfachatez de adjudicarse un premio como ese dentro de un Estado en donde compite con medallistas olímpicos, campeones panamericanos y poseedores de Récords Guinness."La verdad sí me sorprendió un poco porque el año pasado (2016) no lo pude ganar aún siendo campeón mundial, claro que fue año olímpico y por eso era complicado, pero este año pude repetir podio en el mundial y gracias a eso pudimos ganar este premio", comentó Martínez, con modestia aparte, a finales de 2017.En fin, Jorge Martínez es un rebelde de lo peor. Le gusta ir contra lo establecido y contra lo que es “normal”. Sólo alguien con esas características podría triunfar dentro de un deporte donde los incentivos que reciben, muchas de las veces, no alcanzan ni para comprarse otro par de patines.Jorge atenta contra muchas normas, incluso ni la moda se salva, pues aún sabiendo que tendría encima a los reflectores de todo el continente, optó por teñirse el pelo de plata para salir así en las fotos de Lima 2019. No hay calificativo para esto, un “sin comentarios” es lo más adecuado.Ya para finalizar, en otro irreverente pasaje suyo, Jorge tuvo el descaro de contribuir con una nueva medalla para México en Juegos Panamericanos, porque obviamente ya lo había hecho en Toronto 2015, donde también subió al podio.Sin embargo en esta ocasión se voló la barda: después de conseguir su medalla no le importó declararse abiertamente homosexual, esto sin reparar –ni siquiera un poco- en todas las personas a las que va inspirar con su valentía.