Tradicionalmente se dice que en noviembre el año toca a su fin; las actividades públicas se reducen y lo único importante por definir es el presupuesto que ejercerán los gobiernos al año siguiente.Mientras, la gente se ocupa de la agenda decembrina y las reuniones de Navidad y Año Nuevo.Cierto, la pandemia del coronavirus lo trastocó todo, pero no ha podido evitar que el año huela a conclusión. Eso se debe también, además de las fechas, a que todos deseamos que ya acabe el 2020 y con éste, la incertidumbre, los contagios, las muertes y los conflictos políticos que se extienden a la sociedad.Sin embargo, aunque no está en el ánimo general, este fin de año también se caracteriza por la efervescencia electoral. Es que en 2021 hay elecciones y los diferentes grupos políticos -los que tienen poder y los que lo anhelan- se juegan literalmente su supervivencia en un proceso electoral que aunque sólo renueva el diputados y alcaldías en Jalisco, dejará prefigurada la elección del 2024.Así es esto… mucha futurología y poca eficiencia en el ejercicio de gobierno.Los ejemplos del activismo político electoral son muchos y se acumulan todos los días.Empecemos por Guadalajara, la capital jalisciense.El presidente municipal Ismael del Toro pasó la primera barrera: convencer al gobernador Enrique Alfaro y al equipo compacto del alfarismo de ser el idóneo para continuar en el gobierno tapatío, a pesar de los esfuerzos y llamados que hizo Pablo Lemus para figurar como posible abanderado de Movimiento Ciudadano.Del Toro deberá primero ganar la reelección y eso lo convierte en aspirante natural (tradiciones jaliscienses, pues) a la gubernatura en 2024.Para el alfarismo sólo hay un rival con posibilidades de triunfo entre la oposición: Morena. Del Toro enfrentará a Carlos Lomelí Bolaños, el excandidato derrotado de Morena en la competencia por la gubernatura en 2018.El municipio más grande y más pujante de la ciudad y del Estado, Zapopan, encara una elección en la que todos los competidores serán nuevos. Pablo Lemus concluye su segundo periodo y mientras juega con la posibilidad de dejar como candidato a alguno de sus cercanos en el grupo empresarial (Juan José Frangie, jefe de gabinete; Manuel Herrera Vega, Mauro Garza y hasta José Luis Tostado, actual secretario), en Morena se consolida la figura de Alberto Uribe Camacho, antes aliado del gobernador Enrique Alfaro y ahora enviado de Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores que lo rescató de la orfandad política.En estas ecuaciones hay un factor que puede cambiar resultados: Pedro Kumamoto Aguilar, el rostro más conocido de Futuro, uno de los dos nuevos partidos políticos estatales.Muy conocido entre los votantes, “Kuma” podría afectar el resultado final en Guadalajara o Zapopan, pero lo más probable es que él y su equipo decidan una candidatura al Congreso local. Necesitan votos en los distritos para conservar el registro y esos no los van a obtener en competencia por alcaldías.Otro factor importante es Hagamos, el partido político que surge del Grupo Universidad. Su primer “golpe fuerte” ocurre con la incorporación de Juan Carlos Villarreal, diputado federal por Movimiento Ciudadano que deja el alfarismo y busca la alcaldía de Tonalá. Los pronósticos son reservados, porque hay otro competidor fuerte, Alberto Villa, también diputado federal, de Morena.Jalisco es mucho más que la tradicional Zona Metropolitana de Guadalajara. Abordaremos más sobre la efervescencia electoral en la siguiente Palestra 20.jonasn80@gmail.com / @JonasJAL