En el 2023, Jalisco se volvió a instalar como todo un paraíso huachicolero, al afianzarse en el segundo lugar con más tomas clandestinas, pero con un crecimiento exponencial de ellas, al aumentar del 2022 al año pasado mas de 371.4 por ciento, para pasar de tener 473 puntos de ordeña en los oleoductos de Pemex a 2 mil 230. Ninguna Entidad tuvo ese disparo en esta actividad criminal que es parte de la diversificación de actividades ilícitas de los grupos del crimen organizado. Son 12 los municipios de Jalisco en los que se ha detectado la ordeña de hidrocarburos, por ser los territorios por los que atraviesa el oleoducto Salamanca-Guadalajara. Los tres principales son Tototlán con 344 perforaciones, Ayotlán con 337, y el municipio metropolitano de Zapotlanejo con 326. Pero también hay en Atotonilco, Tala, Tlajomulco, Zapopan, Degollado, El Arenal, Juanacatlán, El Salto y Tonalá. En este último municipio metropolitano, toda la libertad de movimientos de los que gozan como nunca antes los huachicoleros desde el 2023, estuvo a punto de generar una tragedia de dimensiones incalculables en la comunidad de Tololotlán, donde el viernes pasado provocaron una fuga que se manifestó con un enorme chorro de más de 12 metros de altura y que inundó con millones de litros de hidrocarburos una amplia zona despoblada, pero aledaña a varias comunidades que debieron ser desalojadas. Afortunadamente, y casi como un milagro, no hubo ninguna chispa que hubiera provocado toda una serie de explosiones con consecuencias que todos hubiéramos lamentado como pasó con la tragedia del 22 de abril de 1992 cuando estalló el drenaje del Sector Reforma, también porque dejaron escapar en él millones de litros de gasolina, en lo que fue la primera tragedia causado por el huachicoleo que ya cometían empleados y altos funcionarios de Pemex. El riesgo persiste en la zona a tres días de la megafuga de hidrocarburos porque en la zona afectada se siguen observando charcos de combustible y ya no hay vigilancia en la zona ni labores de saneamiento. ¿Qué pasó el año pasado que la actividad huachicolera creció como nunca antes en Jalisco?¿Por qué las áreas de seguridad de Pemex y los militares, que tienen a su cargo la vigilancia de las instalaciones estratégicas de la paraestatal relajaron tanto la custodia? Aunque no es su responsabilidad, ¿qué tienen que decir en la Policía estatal los que están destacados en estos municipios y qué las Comisarías en estas demarcaciones cuya misión es vigilar el territorio?El Gobierno federal debería ser el primer interesado en hacer esta investigación y sancionar a los que seguramente se volvieron a coludir con las mafias huachicoleras que están dejando muy mal parado al Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en el inicio de su sexenio tomó esta causa como su principal bandera en el combate a la delincuencia. jbarrera4r@gmail.com