Tema obligado para “la mañanera” de ayer, la balacera de la víspera en Reynosa, Tamaulipas, que dejó un saldo de 19 víctimas; 15 de ellas, personas de bien que tuvieron el infortunio de salir a la calle y ponerse al alcance y a merced de unos matarifes que decidieron, a la soberana ley de sus pistolas, perpetrar una masacre brutal e indiscriminada; injustificada e irracional por donde quiera verse.El comentario de ese episodio, a cargo del oráculo consabido (por definición, “persona a quien todos escuchan con respeto y veneración por su gran autoridad, sabiduría o intuición”), fue un poderoso rayo de luz que iluminó toda la comarca y sus alrededores: “Todo indica que no se trató de un enfrentamiento, sino que fue un comando que disparó a gente que no estaba en plan de confrontación. Es un ataque cobarde, que quita la vida a personas inocentes”.(¡Qué intuición…! ¡Qué agudeza…! ¡Qué olfato…! ¡Qué perspicacia…!).-II-En la generalidad, quizá, de los crímenes que todos los días dejan cadáveres lo mismo en barrancas o brechas que en callejuelas o automóviles abandonados, se victimiza doblemente (perdón por el pleonasmo) a las víctimas, al atribuirlos a “ajustes de cuentas entre delincuentes”. En la masacre de Reynosa, según las notas periodísticas, “los delincuentes armados, a bordo de tres unidades asesinaron a una familia de tres personas para despojarlas de una camioneta, y al propietario de una tienda y a un cliente del establecimiento; posteriormente asesinaron a seis personas más y lesionaron a otras dos, y más tarde asesinaron a un hombre, y otro resultó herido”, etc.Los delincuentes, pues, mataron, a sangre fría, a quien se les puso enfrente. Y al cabo, sin más, “el comando salió con rumbo a Río Bravo”. Punto.-III-¿Pistas…? ¿Indicios…? ¿Hipótesis al menos…?Hasta hoy, hasta donde se sabe, las autoridades (la Procuraduría General de la República, que ya atrajo el caso) tienen a cuatro presuntos integrantes del comando, fallecidos, y un detenido.Conforme los primeros sean identificados y sus antecedentes investigados, y conforme el detenido aporte información, pudiera ser que se llegara al fondo del asunto, y posteriormente se identificara, localizara, detuviera y procesara al menos a algunos de los autores intelectuales y/o materiales de la matanza.Sin embargo, considerando que aun en los asuntos más sonados (los 43 normalistas de Ayotzinapa en Guerrero, la masare de la familia LeBarón en Sonora, etc.) la impunidad es la norma, quizaá sea mejor no hacerse demasiadas ilusiones. jagelias@gmail.com