Cambio de esquema, eso fue lo que vino a mi mente luego de observar un presente apabullante para las mujeres. Para todas aquellas calificadas como “transgresoras” por externar sus ideas, “terroristas” por llegar a la acción pública y toma de edificios de Gobierno exigiendo justicia para las desaparecidas, por ejemplo. Pero no imagino cuándo llegará ese cambio tan esperado si en pleno 2022, con más presencia de mujeres en el quehacer político que nunca en este país se sigue cosificando el género llamándolo simplemente “alcancía”.Se deshumaniza a la mujer violentada, ya lo he dicho; no entiendo de qué otra manera haya quien abuse y asesine a una joven que sale un día cualquiera a divertirse o a buscar trabajo y después aparezca sin vida al pie de una brecha, en cisternas o en sacos como si fuera basura. Que la nota un día sí y el otro también sea que desapareció “una más” de cualquier edad en un país con un escandaloso índice de feminicidios sin responsables sancionados.Hace unos días vi una entrevista que me dejó helada. El cardenal Juan Sandoval Íñiguez llamando “alcancía” a una mujer. Sin descontextualizar la entrevista que le realizó Hernán Gómez para el programa “El Octágono” y en la que se abordaron muchos tópicos de manera breve y a regañadientes, en un fragmento se enfocaron en el tema de la homosexualidad, la cual por supuesto reprueba el arzobispo emérito y señala tajante que: “(…) Si trae pene es un varón y si trae alcancía es una mujer, punto”.Más allá de desacreditar la ideología de género, y la diversidad que conlleva, con esas palabras redujo a las mujeres a un objeto que, por definición, es una vasija cerrada, con sólo una hendidura estrecha por donde se introducen monedas que no se pueden sacar sino rompiendo la vasija. Así, sin más. ¿Cómo llegaremos al cambio de esquema si la historia ha alimentado al machismo con grandes mentes que han forjado las sociedades durante siglos? Desde un Platón que definió a la mujer como la transformación del hombre a su estado más vil; o un Aristóteles quien la definió como un “varón mutilado”, teoría que arropó Freud más tarde al mencionar que las niñas sufren toda la vida al darse cuenta que están anatómicamente “incompletas” al no poseer un pene.Es muy difícil revertir siglos en los que se ha promovido la sumisión y la obediencia de la mujer hacia los varones; pero se necesitan acciones en defensa de todas esas niñas que en un país como el nuestro todavía son vendidas para convertirlas en esposas, así como leyes que defiendan a todas aquellas mujeres trans que deciden reasignar su género y además de sufrir discriminación también son víctimas de crímenes de odio.Afortunadamente las mujeres no dejan de marchar hacia el cambio de esquema, y lo hacen junto a los hombres que creen en su potencial pese a todos los estigmas, para visibilizar las deficiencias, volviéndose activistas, gestionando leyes, derribando muros, cavando en fosas, probando con acciones que son fuertes, que no son objetos y que, en definitiva, no son “alcancías”.puntociego@mail.com