Hoy es un día especial y vamos a olvidarnos de Andrés Manuel y su cuarta transformación, de sus verborreas matutinas, de sus propuestas de reformas constitucionales que amenazan la democracia, de su “corcholata” Claudia y de Xóchitl, del baño de sangre que inunda México con la violencia y de todos aquellos temas que nos angustian todos los días.En este espacio de reflexión de noticias, vale la pena hacer referencia a la Cuaresma, que se inicia hoy con el Miércoles de Ceniza. Seis semanas que invitan a la purificación e iluminación interna y que es un espacio reconocido por la iglesia católica, luterana, copta, ortodoxa, anglicana y algunas evangélicas. Su origen proviene de referencias bíblicas y simboliza la prueba por la que pasó Jesús al permanecer 40 días en el desierto de Judea, previos a su misión pública y que concluyeron con su crucifixión y resurrección.Vale la pena recordar lo que el Papa Francisco dijo hace un año con motivo de la Cuaresma: “Es el tiempo favorable para volver a lo esencial, para despojarnos de lo pesa, para reconciliarnos con Dios, para reavivar el fuego del Espíritu Santo que habita escondido entre las cenizas de nuestra frágil humanidad”. Y concretamente sobre el Miércoles de Ceniza, el Papa recordó que este acto “siempre nos anima a no desesperar, incluso caemos en el polvo de nuestra fragilidad y de nuestro pecado, porque Él -Dios- conoce de qué estamos hechos, sabe muy bien que no somos más que polvo”.Y sobre la Cuaresma, las palabras del Santo Padre del año pasado se aplican hoy, al señalar que estos 40 días “no se trata de ritos exteriores, sino de gestos que deben de expresar una renovación del corazón”, llevándonos a tres prácticas concretas, que son la limosna, la oración y el ayuno, para abrirnos en el silencio y a salir del baluarte de nuestro yo cerrado. “Pongámonos en camino por medio de la caridad: nos han dado cuarenta días favorables para recordarnos que el mundo no se cierra en los estrechos límites de nuestras necesidades personales y para redescubrir la alegría, no en las cosas que se acumulan, sino en el cuidado de aquellos que se encuentran en la necesidad y en la aflicción. Pongámonos en camino por medio de la oración: se nos otorgan cuarenta días favorables para dar a Dios la primacía de nuestra vida, para volver a dialogar con Él de todo corazón, no en ratos perdidos. Pongámonos en camino por medio del ayuno: se nos ofrecen cuarenta días favorables para reencontrarnos, para frenar la dictadura de las agendas siempre llenas de cosas por hacer; de las pretensiones de un ego cada vez más superficial y engorroso; y de elegir lo que de verdad importa”.Y solo para concluir, terminar con el último párrafo de la oración del Miércoles de Ceniza, que dice: “Concédenos la gracias de la contrición, el arrepentimiento sincero y el deseo de vivir de acuerdo a tu voluntad. Que este tiempo de Cuaresma sea un camino de conversión y renovación espiritual. Que la ceniza que llevamos simbolice no solo nuestra penitencia, sino también la esperanza de una transformación interior”.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@dbhub.net