Apenas ayer, el campeonato carioca femenil de Brasil registró la mayor goleada de su historia. El Flamengo le metió 56 goles a sus contrincantes, Greminho, con 29 goles en el primer tiempo y 27 en el segundo.El marcador abultado nos lleva a recordar algunos otros casos a nivel mundial, donde coinciden la disparidad competitiva de los dos equipos enfrentados, y la polémica sobre si los jugadores del cuadro ganador deberían seguir metiendo más goles o no viendo la debilidad del contrario.El primer resultado que comparto es aquel Australia 31-0 Samoa Americana del año 2001, un marcador que obligó a los “aussies” a replantearse su permanencia en una confederación futbolística tan débil como Oceanía y marcharse a disputar las eliminatorias mundialistas en Asia cinco años después para elevar su nivel competitivo.Para los australianos, resultaba frustrante golear a sus pequeños rivales oceánicos para finalmente quedarse a la orilla del Mundial en las repescas contra los países sudamericanos.Aquella noche en Coffs Harbour, una ciudad australiana ubicada a 540 kilómetros de Sydney, resultó el final de una serie de catástrofes para Samoa Americana, una isla considerada “territorio no incorporado” por los Estados Unidos, y que en 2001 apenas contaba con 43 mil habitantes. Lo que pocos recuerdan es que la Selección de Samoa Americana no contó con 19 jugadores porque no tenían sus pasaportes para ingresar a Australia. Convocaron a jugadores de la Sub-20, pero algunos tampoco pudieron acudir porque estaban en temporada de exámenes.Así pues, aquella selección que terminaría recibiendo 31 goles en 90 minutos estaba conformada por jóvenes estudiantes de bachillerato, entre 14 y 18 años, de los cuales algunos de ellos ni siquiera habían jugado un partido oficial de 90 minutos en sus incipientes carreras, enfrentaran a futbolistas profesionales mayores de edad. Los australianos, que dos días antes le habían metido 22 goles a Tonga, jugaron con suplentes y aun así la diferencia fue abismal.En España se suscitó una polémica ya que, en un partido de categorías infantiles (10-11 años de edad), el equipo de Las Palmas B le metió 47 goles a su rival Las Coloradas, en diciembre de 2017.Muchos entrenadores de categorías inferiores y aficionados consideraron que era una humillación excesiva, sobretodo en una etapa donde apenas se están aprendiendo los rudimentos del balompié y el deporte tiene un componente lúdico y de diversión que debería reinar sobre la consecución del resultado.Algunos otros piensan que este tipo de descalabros también forman a los niños, y no existe ningún tipo de “crueldad” en marcar tantos goles a un contrincante claramente inferior.Sin embargo, la mayor goleada de la historia del balompié se registró en Madagascar, un país africano, donde el AS Adema ganó ¡149-0! a su rival Emyrne.Pero este resultado tiene truco, ya que el entrenador del club perdedor, molesto por decisiones arbitrales en su contra, ordenó a sus propios jugadores dejarse meter goles como protesta.No hay videos (aunque si notas periodísticas) que registran este extraño acontecimiento en el que, apenas reanudado el juego en mitad de cancha, los jugadores del Emyrne se enfilaban a toda velocidad a marcarse en propia puerta.La Federación de Futbol de Madagascar tomó medidas y suspendió por tres años al entrenador que ordenó semejante bochorno.