Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Hablemos de las cosas buenas

Por: Eugenio Ruiz Orozco

Hablemos de las cosas buenas

Hablemos de las cosas buenas

En semanas anteriores, hemos sido testigos de algunos hechos y eventos que llaman al optimismo en medio una realidad cargada de nubarrones negros y malos presagios. Primeramente, el tapatío Juan Diego Martínez Álvarez conquistó, a los 19 años, la cumbre del Everest, la montaña más alta del planeta, convirtiéndose en la persona más joven en lograr esa hazaña. Sergio “Checo” Pérez, obtuvo el primer lugar en el Gran Premio de Mónaco y es, hoy día, uno de los mejores pilotos de Fórmula Uno en el mundo. El Atlas logró su tercer campeonato de liga, segundo consecutivo, haciéndolo uno de los pocos equipos bicampeones del fútbol mexicano, y el equipo femenil de Chivas ganó el torneo de liga y el juego de campeonas. Aun cuando al Canelo, en su última pelea, le pusieron una zapatería, no por eso deja de ser un deportista verdaderamente excepcional. Solo quien toma el riesgo de perder está en posibilidades de ganar y el éxito está precedido de múltiples fracasos.

En otros escenarios, nos encontramos a personalidades que, sin haber aparecido en titulares recientemente, son motivo de inspiración: Isaac Hernández, quien después de superar innumerables vicisitudes, es ahora el mejor bailarín de ballet del orbe; Guillermo del Toro y Gael García son cineastas reconocidos internacionalmente; Santana, a no dudar, uno de los mejores guitarristas y qué decir de Maná, cuya fama se extiende sin fronteras en el espacio de los espectáculos. Podríamos seguir y encontrar ejemplos en otros campos de la actividad humana, baste con los anteriores para preguntarnos qué hay de común entre ellos. En primer lugar, que sus éxitos no se dan en el vacío, se logran en la realidad, por adversa que esta sea. Segundo, el triunfo obedece a la conjugación, entre otros elementos, de un proyecto, voluntad, ambición, perseverancia, talento, disciplina, recursos económicos, entusiasmo y apoyo de las personas indicadas. Tercero, que la diferencia entre ser y no ser se encuentra en ellos (nosotros) mismos y, cuarto, su ejemplaridad: porque, aun cuando el éxito les corresponde, a los demás nos hace sentir orgullosos.

Ejemplos como los señalados son fuente de inspiración porque necesitamos enfocarnos en lo positivo para no sumergirnos por completo en este mundo saturado de noticias tóxicas, infestado de intereses obscuros, con gobiernos penetrados por la delincuencia y algunos políticos más preocupados por conservar el poder que en cumplir sus funciones. También, de empresarios especuladores que abusan de las bondades del mercado, ministros religiosos que no auxilian espiritualmente a quienes lo requieren y engañadores profesionales aprovechados de la buena fe del hombre de la calle… Los seres humanos requerimos de estímulos positivos que alienten nuestras aspiraciones. Necesitamos creer, elevar nuestra autoestima y producir las endorfinas necesarias para enfrentar el día a día con optimismo. Nadie puede vivir sin ilusiones: el amor, la riqueza, el poder, el servicio a los demás, la justicia, entre muchas otras.

¡Hablemos de las cosas buenas que tiene la vida! Llenemos nuestros corazones de alegría y, tomados de las manos, recorramos el difícil camino hacia la felicidad.

Eugenio Ruiz Orozco

eugeruo@hotmail.com

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