Sin importar colores partidistas, clase social o tareas a las que se dedican, los sectores más representativos de la sociedad jalisciense coincidieron en la serie de despedidas que se organizaron con motivo del último adiós a Don Guillermo Cosío Vidaurri, hombre considerado como uno de los políticos más completos de la época contemporánea de nuestro Estado y país, ícono de la lealtad y la entrega al servicio público en todas las áreas en que se desempeño.De acuerdo con la filosofía de importantes pensadores, entre las tareas más importantes por lograr el ser humano en su vida, tiene que ver con el ser feliz, y lograr trascender. Infortunadamente, millones de personas de todas las épocas y latitudes han llegado al último momento de su vida, sin haber experimentado conscientemente ninguna de las dos, o si acaso sólo alguna de éstas. El miércoles próximo pasado falleció uno de los jaliscienses más reconocidos por sus cualidades como ser humano y por su contribución a la madre de toda las ciencias: la política, Don Guillermo Cosío Vidaurri, hombre de bien, entregado al servicio público.Luego de haber cumplido los 90 años de edad hace un par de meses, Don Guillermo manifestaba su satisfacción de poder servir a propios y extraños, no solamente con sus experimentados consejos y sabias orientaciones, sino por saber que su formación perduraría con la institucionalización de la Medalla “Lic. Guillermo Cosío Vidaurri” a la Lealtad, que será entregada en su partido de toda la vida, el Revolucionario Institucional (PRI), a quienes como él, se distingan por esa actitud de servicio, entrega y cumplimiento del estatuto y compromisos básicos del instituto político en el que militó durante más de 70 años, tiempo en el cual pudo disfrutar y padecer de las buenas, las malas y las peores, pero siempre se mantuvo firme en sus convicciones.Si bien es cierto que cada uno de nosotros tiene su propia concepción de lo que es la felicidad y de lo que implica trascender, habemos personas para las cuales la felicidad se encuentra íntimamente ligada a la posibilidad de DAR, de servir, de servirse de acuerdo a las propias necesidades y servir en el sentido más amplio a la comunidad en que cada cual se desarrolla. La trascendencia no puede ser más de que una consecuencia de las acciones realizadas -y en ocasiones, de las no realizadas-.APUNTEGuardar silencio ante injusticias conocidas, para no causar un torrente de males a su comunidad, implica valor, entereza, y porqué no: amor al próximo.Como siempre he dicho de personajes que como él que han sido ejemplo a seguir y dejado huella en mi vida personal, de ninguna manera se trata de describir a un “santo” o ser perfecto, fue un ser humano, y con eso me quedo.