Sábado, 28 de Septiembre 2024

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Guía para observar el paro feminista

Por: Diego Petersen

Guía para observar el paro feminista

Guía para observar el paro feminista

Hoy es un día distinto. Eso que solía suceder con toda naturalidad, como una rutina, ese mundo que parecía funcionar como la maquinaria de un reloj, hoy parece absolutamente imperfecto. La razón es una sola: muchas de las mujeres que hacen que el mundo funcione están en paro. 

Si usted está en su casa simplemente observe la cantidad de cosas que daba por descontadas y que hoy quizá tiene que hacer por usted mismo. ¿Dónde se guarda el café?, ¿dónde están los filtros?, ¿cuánto cuestan las tortillas?, ¿cuántas compramos para esta familia?, ¿dónde se guarda la cazuela para hacer los huevos, las toallas, el jabón, el trapeador, la plancha? Las rutinas de la casa las sostienen las mujeres. Salvo en los casos de hombres que viven solos o participan en serio en las labores domésticas, la mayoría de los hogares están habitados por hombres incapaces de resolver su vida cotidiana y son las mujeres quienes llevan sobre los hombros el peso de las labores del hogar. Esa es la doble jornada.

Si usted sale a la calle y percibe que hay menos tráfico del habitual es porque son las mujeres quienes suelen llevar a los hijos a la escuela y porque cuatro de cada diez puestos de trabajo están en manos de mujeres. Así que no se extrañe: si usted va al banco y la cola es hoy más lenta es porque faltan las mujeres; si observa mayor caos vial a pesar de que hay menos tráfico es porque hoy, en Guadalajara, en la Policía Vial una de cada tres agentes es mujer; si en su oficina o lugar de trabajo no está todo impecable es porque la mayoría de personal de aseo sigue siendo femenino; si usted abre su computadora para consultar noticias y éstas son menos o están menos bien escritas que de costumbre es porque más de la mitad de quienes laboran en las redacciones son mujeres, aunque escasamente en puestos directivos. 

Las mujeres llevan sobre los hombros el peso de las labores del hogar. Esa es la doble jornada.

Si al final del día usted se siente triste, improductivo y más cansado, no se preocupe, lo que usted tiene es el síndrome de ausencia de mujeres.

Mañana se le pasará porque para suerte de todos el paro es solo el día de hoy. Pero si mañana usted no cambió su actitud hacia las mujeres o si usted como mujer no cambió su forma de educar a sus hijos y de relacionarse con los hombres; si usted hombre sigue tratando igual a su esposa, hijas, hermanas, a las compañeras de trabajo, al personal femenino del restaurante, del banco, del hospital, etcétera; si usted, hombre o mujer, sigue pensando que las mujeres son “el complemento” del hombre, “las compañeras de vida”, “el sexo débil”, “la compañera abnegada”, lo que usted tiene es una enfermedad cultural llamada machismo, que se trasmite por parte del padre y de la madre, que se cultiva en iglesias, escuelas, medios de comunicación, centros de trabajo y que es terriblemente nociva para usted, para quienes lo rodean y para el mundo. La buena noticia es que se quita, pero requiere un largo proceso de reeducación. 

(diego.petersen@informador.com.mx)
 

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