Buena parte del debate sobre una reforma elecotral es que sea menos costoso. Una alternativa es la conveniencia o no, de que el voto en México sea electrónico o digital. Parecería la evolución natural para reducir el costo de instalar una casilla, no imprimir boletas, menos funcionarios, mayor agilidad en el conteo, entre otros beneficios potenciales.Sin embargo, no considera la realidad de lo que pasa hoy en el mundo de los ataques y sabotajes cibernéticos. Aunque parezca exagerado o de ciencia ficción, vivimos una guerra cibernética entre las potencias económicas y militares del mundo.En días pasados un podcast en The Daily del New York Times, hace un análisis de los ataques cibernéticos que Estados Unidos ha recibido en la úlitima década. En 2008 a través de USBs que los rusos tiraron en estacionamientos en bases militares en Medio Oriente, los funcionarios los recogían y usaban en sus computadoras, se infiltró un malware en la red secreta del Pentágono. Con esta táctica increíble, de película, los rusos obtuvieron acceso a información clasificada del Departamento de Defensa. También ese año los chinos hakearon Lockheed Martin para robar los planos del jet F35 y hoy China produce un avión muy parecido, mucho más barato.En esta guerra China, Rusia, Corea del Norte y Estados Unidos hakean permanentemente redes de comunicación, electricidad, agua, expedientes clínicos, sistema financiero, ductos, plantas nuclares, entre otras cosas. En 2012 los chinos obtuvieron 22 millones archivos personales del Office of Personnel Management de Estados Unidos, con información clasificada de 7% de la población, y de todas las agencias del gobierno federal. En 2014 los coreanos se robaron el 70% del contenido de Sony Pictures. Más grave aún, en 2016 se dieron los ataques rusos a las elecciones de Brexit y presidencial de Estados Unidos.¿Tendría el INE la capacidad de proteger el sistema electoral mexicano de esta guerra cibernética? Mejor conservamos el voto en papel, del siglo XX, pero más seguro.
