Guillermo Bautista Andalón no era todavía un adulto cuando policías federales lo detuvieron y lo desaparecieron, hasta ahora; era el 15 de mayo de 1977. Guillermo Bautista apenas tenía 17 años y fue arrancado de su propio hogar por fuerzas de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) la temida y represiva policía política del Estado mexicano. A este adolescente lo acusaron de ser miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Junto a Guillermo, la policía se llevó a su tío Alfonso Guzmán Cervantes y otras seis personas más.Juan Bautista Andalón quien era un niño cuando desaparecieron a su hermano Guillermo, recuerda que la táctica que se aplicó en la colonia El Zapote, fue análoga a la que el Ejército y otras fuerzas de seguridad llevaron a cabo en algunas comunidades de Guerrero, considerado el epicentro de la guerrilla rural en las décadas de 1960 y 1970.En el operativo llevado a cabo en la colonia El Zapote para detener y desaparecer a supuestos integrantes de grupos guerrilleros incluyó la tortura durante varios meses a los familiares de los desaparecidos. El operativo de la DFS en la colonia El Zapote, en Zapopan, fue uno de los más brutales que las fuerzas federales llevaron a cabo en Jalisco con la intención de erradicar y desaparecer a las organizaciones insurgentes.A efecto de combatir a estas organizaciones, el Estado mexicano utilizó toda la gama de herramientas de la represión política para exterminar la rebelión armada que encabezaban grupos guerrilleros dispuestos a cambiar de manera radical la sociedad mexicana. La respuesta estatal incluyo la estigmatización, la persecución, la infiltración, la detención, la tortura, el encarcelamiento, la desaparición forzada y el asesinato extrajudicial.Aunque la desaparición de disidentes políticos ha sido un acto ilegal utilizado por los gobiernos del pasado el Estado mexicano perfeccionó esa táctica durante la llamada Guerra sucia que las fuerzas federales emprendieron contra los grupos insurgentes formados a fines de 1960 y principios de 1970.Durante la Guerra sucia, distintas fuentes estiman que hubo cerca de 38 personas desaparecidas únicamente en Jalisco y miles en todo el país. A pesar de que la mayoría de las detenciones-desapariciones contaban con testigos que denunciaban la participación de fuerzas federales en estos operativos, los sucesivos gobiernos siempre negaron su responsabilidad.No obstante, familiares de los desaparecidos durante la Guerra Sucia en Jalisco, pudieron confirmar en documentos de la DFS encontrados en el Archivo General de la Nación que hubo participación de fuerzas federales en los operativos de detención y que posteriormente consta registro de que varios de ellos estuvieron encarcelados en prisiones federales e incluso en cárceles del Campo Militar Nº 1.Lo peor es que los perpetradores de estos hechos represivos, entre ellos la desaparición de personas, nunca fueron investigados, juzgados y menos condenados por la comisión de estos delitos.Y al dejar en la impunidad estos graves delitos, el Estado mexicano propició que estos hechos represivos como torturas, desapariciones y ejecuciones extrajudiciales continuaran perpetrándose y en este contexto de cadenas de impunidad, llegamos a la situación actual con un país con más de 100 mil personas desaparecidas, de las cuales más de 15 mil desaparecidos han ocurrido en Jalisco.De algún modo, los repertorios represivos que en el pasado eran monopolio del ejército o fuerzas de seguridad, ahora son asumidos como uso común tanto por fuerzas públicas como por los ejércitos privados al servicio de las empresas del capitalismo ilegal.La impunidad de los hechos represivos del pasado, entre ellos la Guerra Sucia de los años 1960 y 1970, ha propiciado la repetición de estos graves delitos. No haber investigado y castigado a quienes cometieron las desapariciones del pasado, ha propiciado su repetición a una escala masiva, en el México del presente. Por eso es esencial que se corten las cadenas de impunidad que se siguen cometiendo en este momento. Rubén Martínrubenmartinmartin@gmail.com@rmartinmar