El Gobierno de Aristóteles Sandoval se acerca a su fin y dejará los grandes proyectos sin concluir. Buena parte de las grandes promesas del arranque de la Administración quedarán a medias: no se terminó la Línea 3 del Tren Eléctrico, no se logró instalar el famoso escudo C5, no se logró el sistema de bombeo del Purgatorio ni la presa de El Zapotillo, no se instaló el sistema de prepago ni las rutas empresa suficientes para cambiar el transporte público. Es un Gobierno a medio hacer, de grandes proyectos inconclusos.El caso más evidente y sin duda el que más le duele al gobernador es la Línea 3: fue su apuesta más importante y no estará ahí para la inauguración. Es una obra federal en la que poco o nada podía hacer el Gobierno del Estado, dirán, no sin razón. Pero, justamente el problema de la Línea 3 fue la opacidad con que se desarrolló el proyecto y la ejecución por parte de la SCT y la forma en que el Gobierno de Jalisco dobló las manos frente al centro. En el discurso del Gobierno del Estado la Línea 3 parecía como una dádiva, un regalo del centro producto de la generosidad del Presidente, por lo que nunca se exigió el cumplimiento de tiempos y costos ni se pidieron cuentas.Las rutas empresas del transporte público están en eterno proceso. Solo funcionan realmente dos, la de Artesanos y la de Puerto Vallarta, pero eso evidentemente no cambia un ápice el sistema de movilidad de la zona metropolitana. El transporte sigue igual de mal sino es que empeoró en seis años, eso sí, al mismo precio. El prepago, por lo mismo, sigue siendo una promesa.En el caso de la solución al problema del agua en Guadalajara la historia es bien conocida: comenzó mal y terminó peor. Del tuitazo de no inundaremos Temaca antes de la toma de posesión a la revisión de la ONU y la inacción desperdiciamos agua y dinero como si lo tuviéramos en abundancia. No solo no se solucionó el problema de abasto a Guadalajara, sino que se enredó aún más la de por sí complicada y delicada situación. El sistema de bombeo de Purgatorio está a medias, sin concluir y sin recursos.La seguridad se le fue de las manos al Gobierno de Sandoval. No solo en lo referente al crimen organizado donde, podrán argumentar, ellos poco podían hacer, sino en cosas tan concretas y aparentemente sencillas para un Gobierno del tamaño de Jalisco como instalar cámaras para el escudo C5.Dos elementos atraviesan el fracaso de todos estos proyectos: la indecisión, producto de una forma de gobernar muy centrada en la imagen del propio gobernador y la opacidad, cuando no la corrupción, que al menos en el caso de la Línea 3, la primera etapa de El Purgatorio y el famoso C5 dejan una estela que huele mal.(diego.petersen@informador.com.mx)