Fue tan burdo que cuesta trabajo pensar que fue una decisión orquestada por una mente siniestra, maquiavélica; tan mal hecho que hace dudar de los funcionarios públicos involucrados; con tan mal resultado que no cabe sino pensar que las habilidades políticas del equipo gobernante se están agotando. Esta es la historia, vista a toro pasado, de la manera más sintética posible.El gobierno de Aristóteles Sandoval investigó la compra de la casa Jalisco en Chicago por sobreprecio. Lo que encontraron fue que en realidad se había comprado una casa distinta a la autorizada. La contralora de entonces, que es la misma que la actual, Teresa Brito, envió una ficha a la Fiscalía para que se investigara el asunto; el posible responsable señalado en esa comunicación era el ex director de Jaltrade, la entidad encargada de hacer la operación, Fernando Villava Alberu. Cuando este gobierno revivió el asunto, el señor Villava llevaba ya muchos años viviendo fuera del país, lo que haría prácticamente imposible traerlo y procesarlo, al menos en un periodo corto. Decidieron entonces ir por alguien más: propusieron al presidente del Consejo de Administración de Jaltrade, que resultó ser un empresario muy cercano a la causa naranja, por lo que se instruyó buscar a otro funcionario. Lo encontraron: haciendo una serie de maromas jurídicas vincularon a proceso a quien fuera en ese momento coordinador de políticas públicas, Antonio Gloria Morales, acusado de haber opinado a favor de la compra de la nueva casa en el Consejo de Administración de Jaltrade y de haber solicitado en un oficio al secretario General de Gobierno que agilizara los trámites para la compra del inmueble. La decisión tomó por sorpresa al propio gobernador. Al juez le costó tanto trabajo encontrar el delito que primero prefirió ausentarse el día que se dictó la formal prisión, y luego, cuando concedió la libertad bajo caución, les dijo a los fiscales que se pusieran de acuerdo sobre el delito a imputar.El efecto político será doble para Enrique Alfaro. Con un caso tan endeble difícilmente podrá presumir resultados en el combate a la corrupción, si eso es lo que buscaba. Pero sobre todo el rompimiento con el PAN, a partir de las declaraciones de su presidente nacional, Marko Cortés, de que no apoyarán la pretendida refundación, podría quitarle al gobernador Alfaro los votos necesarios para las reformas constitucionales.¿Quién ganó con la detención de Antonio Gloria? No fue por supuesto la justicia, pues, en caso de que exista algún delito, claramente no se procesó a la persona responsable. No ganaron el fiscal y la contralora, que por el camino que va esto terminarán haciendo un papelón. No ganó el gobernador, pues es mucho lo que pierde y muy probablemente a cambio de nada. No ganamos los ciudadanos, que no veremos un peso de regreso al erario por los probables delitos de compra a sobre precio.Llamen por favor al estrado al genio de esta maniobra política donde todos pierden. Aplausos.(diego.petersen@informador.com.mx)