Lo mismo sucedió a los futbolistas del Atlante con el cambio de sede de Cancún a la Ciudad de México.Ante tales encrucijadas la mayoría de futbolistas optaron por aceptar las reducciones de salario y contratos pisoteados con tal de tener trabajo y no dejar de jugar.En estos contextos entran también los jugadores del Atlante que fueron movidos a la franquicia de Gallos Blancos y los de Mineros de Zacatecas con nuevo dueño.El rasero utilizado por los clubes del Ascenso MX para desprenderse de futbolistas mayores de 23 años e importados es unilateral y sin margen de lucha o reclamo, ni protección para los futbolistas.