Haciendo alusión a mi artículo anterior sobre la programación neurolingüística, las conexiones neuronales que formamos día con día son un tema verdaderamente fascinante. He estado leyendo acerca del cerebro humano y su increíble complejidad y potencial. En este artículo me he dado a la tarea de exponer algunos datos interesantes y poco conocidos sobre este órgano.Esto, con el propósito de poder entender un poco mejor nuestro alcance biológico y para dimensionar la gran capacidad que tenemos como seres humanos. Veamos. Partiendo de la base de que las ideas nuevas que desarrollamos generan conexiones nuevas en nuestros cerebros, podemos entender a este como la maquinaria que echa a andar nuestras vidas. Los psiquiatras Mark Waldman y Andrew Newberg señalan la influencia que tienen las palabras en el cerebro humano. En el momento que una persona se pronuncia a sí misma palabras negativas, está liberando una hormona vinculada directamente al estrés llamada cortisol. Por el contrario, al verbalizar palabras positivas se libera dopamina, un neurotransmisor causante de sensaciones placenteras y de bienestar. Se considera que el cerebro produce neuronas toda la vida. Hay una relación directa entre la actividad física que realizamos y el nacimiento de nuevas neuronas. Es decir, moverse y estar físicamente activo es benéfico para nuestro cerebro. Asimismo, el cerebro no siente dolor debido a que no tiene receptores del mismo. La capacidad que tienen nuestros cerebros es verdaderamente impresionante, puesto que se estima que puede almacenar un promedio de cuatro millones setecientos mil libros o el equivalente a setecientos millones de páginas web. De la misma manera, se considera que las diferentes áreas del cerebro están conectadas por más de 160,000 kilómetros de fibras o de sustancia blanca cerebral, lo cual constituye más de cuatro veces la circunferencia de nuestro planeta.En otro orden de ideas, aunque en promedio el cerebro humano pesa el 2% de la masa corporal de nuestros cuerpos, utiliza el 20% de la ingesta y el oxígeno, debido a que requiere un alto nivel de energía. Funciona de tal manera que con la energía de nuestros cerebros podríamos encender un foco de 20 watts. En el momento que una persona se concentra en realizar una tarea específica, el cerebro llega a utilizar hasta el 50% de la energía y oxígeno del cuerpo. Seguimos aprendiendo y afinando nuestro conocimiento sobre el cerebro todos los días. La realidad es que no deja de sorprenderme el alcance tan profundo que tienen nuestros cuerpos. Lejos de vivir una vida tomando por sentado la maquinaria que nos ha sido heredada, es vital concientizarnos sobre esta. En una sociedad con distracciones ilimitadas y una superficialidad cada vez más exponencial, es nuestra responsabilidad entender a nuestro cerebro para así poder comprender y modelar nuestros comportamientos.