Lo que nos faltaba. A la crisis desbordada de inseguridad y violencia que han generado los grupos del crimen organizado en la zona de Mazamitla a lo largo de todo este año y que ha ahuyentado al turismo de ese encantador Pueblo Mágico, ahora asoma un conflicto político entre el Gobierno estatal y las autoridades de ese municipio por sus respectivas actuaciones en la última balacera registrada la noche del jueves en plena plaza principal donde se celebraban los festejos guadalupanos.El trágico saldo de dos fallecidos y la inédita cifra de seis personas heridas que nada tenían que ver con la disputa delincuencial, entre ellos tres menores de edad, provocó que en medio de su impotencia por detener y erradicar estos sobresaltos violentos la autoridad estatal y municipal mostraran sus diferencias.Por un lado, desde la coordinación del gabinete de seguridad estatal, su titular, Ricardo Sánchez Beruben, reprochó que las policías municipales nunca llegaron al lugar del enfrentamiento y que los primeros en llegar, por lo que fungieron como primeros respondientes, fue personal militar y de la Policía Estatal.Esta versión fue desmentida por el alcalde de Mazamitla, Jorge Magaña Valencia, quien defendió el papel de sus policías, y que la prueba de que sí llegaron a la escena de los crímenes, es el hecho de que sus elementos fungieron como los primeros respondientes y su Informe Policial Homologado (IPH) quedó como parte de la carpeta de investigación.Factor para agravar estas diferencias fue que una de las víctimas era funcionario del ayuntamiento. Mientras la autoridad estatal señaló que la primera línea de investigación era el narcomenudeo por las dosis que portaba una de las víctimas, con la que podría tener relación el servidor público municipal, el presidente municipal descartó que tuviera nexos con el tráfico de drogas y sólo había sido una víctima colateral más.Es desde luego preocupante que venga este choque en lugar de cerrar filas y hacer un sólo frente, junto con el Gobierno federal, para ajustar sus estrategias contra las mafias locales, que evidentemente han fallado en su intento por recuperar la paz en ese destino turístico que está convertido en un campo de batalla entre el Cártel Nueva Generación (CNG) y el grupo antagónico Los Pájaros Sierra que están enfrascados en una lucha sin cuartel por ese territorio.La crítica situación de violencia en Mazamitla, hace inaceptable que crezca este conflicto entre autoridades estatales y el alcalde postulado por el partido local Hagamos, ligado al grupo UdeG que está en abierto enfrentamiento con el gobierno alfarista. Su obligación, de ambas partes, es aclarar los diferendos y trabajar en coordinación para quitar el control de esa zona a los grupos delincuenciales y empeorar la situación con su fuego cruzado. De eso deben hablar mañana en la comparecencia y deslindar las responsabilidades que a cada una tocan. jbarrera4r@gmail.comJaime Barrera