Si los treinta científicos, académicos y funcionarios de verdad desviaron 244 millones de pesos del presupuesto del Conacyt en la pasada administración desde luego se tendrían que investigar y en su caso deslindar responsabilidades para combatir la corrupción y la impunidad.Pero lo que pasa es que esta intención de la Fiscalía General de la República, que encabeza Alejandro Gertz Manero, se desvirtúa por los claros antecedentes de justicia selectiva en los que ha incurrido en lo que del gobierno de la autollamada cuarta transformación.Más aún cuando es a todas luces desmedida la denuncia de la FGR en la que también se les acusa de delincuencia organizada y lavado de dinero. Y no sólo eso, sino también el despropósito de pedirle al Poder Judicial que se les encarcele en una prisión de alta seguridad ya por las “enormes cantidades de dinero” que manejan podrían corromper a los mandos carcelarios para fugarse ayudados por su “organización criminal”.Este extremo rigor en contra de los investigadores y funcionarios del Conacyt contrasta, y eso hace crecer el desatino de la FGR y del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con la laxitud que se ha tratado a los líderes de los cárteles de la droga o los más grandes escándalos de corrupción como en los que ocurrió el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, quien sigue gozando de una cómoda prisión domiciliaria sin tocar jamás la cárcel.Ni qué decir del caso de Ovidio Guzmán, hijo del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa y quien purga cadena perpetua en Estados Unidos, quien está por cumplir dos años prófugo de la justicia luego de que el propio Presidente ordenó su liberación en Culiacán, minutos después de haber sido detenido en un operativo militar que fue doblado por las milicias esa mafia en octubre del 2019. Nada se ha sabido desde entonces de algún esfuerzo u orden de aprehensión que haya solicitado la FGR para su reaprehensión con la diligencia y celeridad que ha actuado en contra de los científicos. Nada que ver con el ahínco de Gertz Manero en el caso Conacyt donde luego de que un juez consideró en dos ocasiones que no había pruebas suficientes para proceder contra los académicos por sus presuntos malos manejos, salió a decir de inmediato que volvería a solicitar la orden de arresto.Así, pues, en una muy negativa noticia para el país se suma un eslabón más en la larga cadena ya de casos de la utilización facciosa de la FGR para actuar con justicia y gracia para los incondicionales del gobierno de la 4T y justicia a secas para sus adversarios o contrapesos que quieren debilitar.