¿Me dejas grabarte mientras haces tus reportajes?, me preguntó el documentalista austriaco Richard Ladkani, justo hace dos años. Me explicó: se trata de tener una cámara siguiéndote mientras entrevistas, mientras te juntas con tu equipo y discutes los temas, mientras planeas.Me quedé sorprendido. Pensé que sería incómodo. Pero a la vez, se me antojaba la experiencia. La tarea, además, era complicada, riesgosa, fascinante: desenterrar las redes criminales y de corrupción que por el tráfico de especies tienen al borde de la extinción a la vaquita marina.Le contesté a Richard que sí, quedamos de vernos, colgamos, y dos horas después fue el terremoto. Era 19 de septiembre de 2017.Los planes se agitaron, pero después de volver a cauce, empezó una de las experiencias periodísticas que más me han retado, pero de las que estoy más orgulloso.A partir de hoy la puedo compartir con todos ustedes. ¡Finalmente! Hoy se estrena en cines de México “SOS Mar de Sombras”.No se imaginen un documental contemplativo sobre la naturaleza. Esperen más bien una película de acción, con persecuciones, suspenso, crimen y, claro, algunas escenas maravillosas del Mar de Cortés. Una cruza entre Planeta Tierra… y Sicario.En sus presentaciones en el mundo le ha ido fenomenal. Más allá de nuestras expectativas. Y digo “nuestras” a pesar de que la película no la hice yo. Solamente participé, tal cual, dejándome grabar mientras hacía los reportajes que presenté en su momento en la televisión y en este periódico sobre el Cártel del Mar (responsable del tráfico de buche de totoaba, que en el mercado negro se cotiza más caro que la cocaína, y que está matando a la vaquita), y que me merecieron toda suerte de amenazas.Soy sólo una de las personas a través de las que se cuenta la historia. También lo son el admirable Andrea Crosta, especialista en investigaciones de inteligencia para combatir crímenes ambientales cuyo trabajo para desmantelar las redes de traficantes de marfil ha sido laureado internacionalmente en su organización Earth League International; el inolvidable Jack Hutton, un piloto de drones activista de Sea Shepard que patrulla los mares y enfrenta la violencia de los traficantes de especies; la brillante y dulce Cynthia Smith, todo corazón de bióloga que ha dedicado su vida a la búsqueda y rescate de las vaquitas marinas; y el inspirador Alan Valverde, un sencillo pescador mexicano que no ha rendido sus ideales, a pesar de las tentaciones de pasarse del lado de la pesca ilegal.Les invito a que la vayan a ver con un solo argumento: es una buena película, trepidante, entretenida, que te mantiene al filo de la butaca, que emociona. Punto. Pónganla a prueba.SACIAMORBOSSegún los más recientes estudios, podrían quedar sólo nueve vaquitas. Si México deja que se extinga la especie, se coloca en riesgo de recibir un castigo internacional, un embargo pesquero por ejemplo, que podría condenar a la miseria a miles y miles de pescadores mexicanos. Por lo menos por eso el gobierno debería preocuparse.