No olvido que los aficionados a las elecciones sincronizadas nos obligaron a tener lo que pomposamente llamaron la jornada electoral más grande de la historia. Mucha alharaca porque juntaron en una sola fiesta a todos los que pudieron: desde presidente hasta regidores, pasando por alcaldes y gobernadores. Y fue apoteósico: en julio pasado se eligieron más de 16 mil personas para relevar a igual número de políticos en todo el país. Dejémoslo en 3 mil para no exagerar. En 2018 se renovaron poco más de tres mil cargos importantes y cada uno de esos diputados, senadores, alcaldes o gobernadores está puestísimo y peinado para la fiesta que sigue: la del informe que les preparan sus asesores de contenido y sus consultores de imagen. Oficialmente comenzó la temporada de informes.Sí, no crean que Del Toro es el único. La temporada arrancó con el Presidente y hay gira por toda la república, parece epidemia. Hasta la Senadora Citlali, la de la bomba, ya hizo su numerito con carpa y jefa Sheinbaum incluida.Los informes anuales, o a los cien días, o a los 200 o cuando Facebook les recuerde que hace un año la gente estaba votando por ellos deberían de replantearse. Lejísimos estoy de creer que informar no tiene sentido, que la rendición de cuentas es innecesaria o que el diálogo entre poderes es inútil. Al contrario, precisamente porque estoy convencida de que eso es lo pertinente (informar, rendir cuentas y dialogar), creo que estos actos de luz y sonido, así como se siguen haciendo, no sólo son anacrónicos (ese sería el menor de sus defectos), sino perversos y contrarios al espíritu que los motiva. Ni informan, ni rinden cuentas, ni dialogan. Le sirven al poder para hacer su Ted Talk.Y regreso a lo de las tantísimas autoridades nuevas producto de la mega elección más grande la historia. Tantas autoridades de estreno tendrían que ser notorias, ¿no? Hay una nueva etapa de gobierno, una transformación cuarta o primera, así sea sólo porque son más de 3 mil políticos nuevos llevando el timón de nueve entidades, 27 poderes legislativos y mil 600 presidencias municipales. ¡Algo tiene que notarse! Pero ahí van a decirnos muy orondos que metieron tres iniciativas, prendieron unas luminarias, se levantaron a las cinco de la mañana y contrataron policías.La avalancha informativa de este año permite que hagamos con más urgencia la pregunta que ya se ha planteado infructuosamente con anterioridad: ¿Qué necesitamos que nos cuenten cada año? Y si decidimos que eso es necesario, ¿cómo necesitamos que lo hagan? La rendición de cuentas se puede hacer en tiempo real sin mal discurso de por medio, el diálogo entre poderes debe abrirse de forma permanente y lo que urge es un corte de caja informativo que coincida con los ciclos económicos del país, no con los nombramientos.