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Festejos conmemorativos de la reubicación de Guadalajara

Festejos conmemorativos de la reubicación de Guadalajara
El pasado viernes 14 conmemoramos un año más de la reubicación de la ciudad en su actual sitio, aunque muchos la quieren festejar como fundación de la ciudad; en fin, cada quien festeja lo que quiera, pero el hecho fundamental para mí es que la gente nace una sola vez y las ciudades son fundadas una sola vez, aunque en este caso sí tuvo varias ubicaciones, ya que el fundador Nuño, quien llegó como gobernador de Pánuco, trataba de librarse de la tutela de Cortés, que al muy magnífico señor -al igual que a nuestro ex presidente- le caía gordo el extremeño y como era tan inquieto, lo de él eran fundaciones, y andaba por lo que ahora es Sinaloa y buscaba ciudades de oro.
Se dijo que se instalaría por donde ahora es Compostela, pero no se hizo. Incluso, un obispo al que mandaron para allá envió una carta quejándose de que Nuestra Santa Madre Iglesia mandaba a un pastor donde no había ovejas, así que fueron a dar al otro lado de la barranca, donde ahora es Estado de Monreal, perdón, de Zacatecas y, según contó el padre Tello, doña Ticha, esposa de Juan Sánchez de Olea, mostró su valor y para mí es una figura prequijotesca, con armadura y todo, pero ahí estaban los aguerridos caxcanes que les ponían unas friegas pavorosas, aunque Nuño había encargado a muchos, entre otros a los Oñate, que vigilaran la fundación.
Para parar los ataques de los naturales, los antinaturales, dirigidos por los que se quedaron aprovechando que Nuño andaba de viaje y que tenía unas tierritas en Tonalá, pues cambiaron la ciudad a Tonalá y, obvio, cuando regresó aquel, pues se encamotó y puso a los Oñate y a Ibarra como lazo de marrano y les “sugirió” que hubiera una tercera ubicación en unas tierras de Oñate, por Nochistlán y para allá fueron; pero los indios seguían dando batalla por allá y andaban buscando nuevas tierras hasta que en 1541, creo, escogieron la actual ubicación e incluso, en octubre o noviembre hubo en Tetlán un censo de quiénes se querían venir y entre ellos estaba Juan Sánchez de Olea y otros cincuenta y tantos, pero aunque comprendida entre el grupachón, doña Ticha no venía listada y creo que no dijo lo que Tello dijo que dijo, porque era gente muy machista y aunque ella era brava, no la hubieran dejado y, vamos, en el movimiento andaba aquí el virrey con tres mil mexicas, de los que dejó mil en Mexicaltzingo, hoy sabroso barrio tapatío. Y creo que ya Nuño andaba defendiéndose en España por acusaciones por muchas barbaridades de las que lo acusaron y, según entiendo, ya ni por la silla volvió y, si usted gusta, dese una vuelta atrás del Degollado, donde hay una escultura de doña Ticha y atrás del teatro, una placa en la que, con excepción de mis amigos Juan López y Rafa Castellanos que aparecen en la placa, pero no dieron fe del acto.
Así que ¡felicidades!
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