Lunes, 25 de Noviembre 2024

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Ferragosto

Por: Argelia García F.

Ferragosto

Ferragosto

Las vacaciones de Augusto o Feriae Augusti es un periodo instituido por el primer emperador romano de la historia en el lejanísimo año 18 a.C., en el que se celebraba el fin del trabajo en el campo y comenzaban las vacaciones, siempre el 15 de agosto. Si hay una cultura que sabe -icónicamente- pasar el rato, es la italiana. Los en cuestión, (italianos), se toman muy en serio tener por lo menos al día un momento de ocio, de no hacer mucho o hacer nada y disponerse a disfrutar. Quizá la libertad sea eso, poder disfrutar la vida a diario, desde la cotidianidad.

Para saber trabajar, hay que saber descansar, para poder rendir hay que saber reposar, para poder pensar es necesario vaciar la mente, para aprender hay que desaprender. El asunto es que en nuestro país y particularmente en nuestro tiempo es un concepto tan difícil de concebir como (im)posible de institucionalizar.

La culpa del descanso por lo menos a mí me sigue persiguiendo, me sigue dando miedo decir que no hice “nada” una tarde o que no fui absolutamente productiva en mis vacaciones. Sí, leeré, caminaré y al hacerlo buscaré meditar, conviviré con los míos en una cotidianidad poco usual -la muy presente-, y veré tanto boberías como alguna cosa seria en alguna de las tantas plataformas a las que me he suscrito. Repensaré sobre aquella plática que tuve con Juan Capote, quien fuera en su tiempo el preparador físico de la selección olímpica cubana y española y después preparador de grandes bailarines que acudían a la isla para encontrarlo, en la que me decía que el reposo también es entrenamiento y entonces justificaré no moverme demasiado, no entrenar ni pensar en ensayos y producciones porque solo así mis músculos y mi mente recuperarán y tendré mayor claridad sobre el futuro porvenir.

Y aunque en teoría todo suene fantástico, es difícil encontrar (incluso en las élites) quién se tome o pueda tomarse el tiempo de todo esto, así que me parece preciso e importante reflexionar sobre el día a día en lugar de soñar con que los patrones propios y ajenos logren cachar toda la idea del “dolce far niente”.

La idea debe materializarse así de sencillo como pueda parecer y así de difícil como lo es hacerlo. El fundamento de desaprender labores nos vuelve estudiantes y quien quiere aprender, quiere vivir. No saber mucho y no hacer mucho (todo entre comillas) nos libera de presiones ajenas y nos encarrila de manera más clara hacia nuestro ideal y nuestros objetivos.

La cultura de la producción es la madre de todos los vicios al encarcelarnos en uno y otro quehacer, en una y otra conversación, en uno y otro juicio. El silencio y la contemplación a través de él, van abriendo un amplio camino hacia el descubrimiento personal y comunitario. Quien quiera amar que aprenda a acompañar al otro desde ahí, quien quiera ser amado que busque alguien que comparta eso, porque de ahí emanarán sus personalidades más reales y profundas. Quien quiera rendir de verdad, bailar de verdad, pintar de verdad, ser de verdad, que busque descansar, limpiarse de verdad. ¡Felices vacaciones!

argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina
 

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