Los más de 80 mil muertos por violencia acumulados en lo que va del sexenio y que superan los asesinatos que en el mismo lapso ocurrieron en los dos últimos sexenios del panista Felipe Calderón y del priista Enrique Peña Nieto son la prueba más contundente del fracaso que ha sido hasta hoy la estrategia antinarco del gobierno de la autollamada cuarta transformación.La política conocida como de “abrazos y no balazos” emprendida y defendida por el Presidente Andrés Manuel López Obrador está lejos de cumplir la promesa de pacificar el país, la más importante de los tres últimos presidentes por la crisis de violencia e inseguridad que vive el país, y que en mucho se debe al inmenso poder que han ido adquiriendo los cárteles del narcotráfico.De este problema del que poco se habla en la mañanera pese a ser el factor principal que ahuyenta la paz en gran parte del territorio nacional, ayer AMLO no tuvo cómo evadirlo por las severas críticas que hizo Christopher Landau, ex embajador de Estados Unidos en México a la postura del gobierno de la 4T ante las mafias. Como se sabe, el diplomático estadounidense comentó en un foro internacional que López Obrador asumió una actitud de “dejar hacer y dejar pasar” a los grupos delincuenciales y a sus capos, convencido de que no es posible someterlos y puso como ejemplo el culiacanazo cuando ordenó la liberación del hijo de El Chapo, Ovidio Guzmán, la nula respuesta del gobierno amlista tras el atentado a Omar García Harfuch, y el caso de la detención y exoneración del general Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa.La respuesta del Presidente a las críticas de Landau confirmaron la ambigüedad y la falta de determinación de su gobierno para enfrentar el problema. “No es mátalos en caliente. No queremos como era antes, que agentes extranjeros profanen cuerpos de supuestos capos, no queremos eso. O sea no queremos esa violencia”, dijo López Obrador, para luego justiciar, por enésima ocasión la liberación de Ovidio y considerar exagerado el comentario de Landau de que 40 por ciento del territorio nacional esta bajo control del narco.Esta retórica presidencial no se sostiene si partimos del hecho de que aún sin declarar la guerra al narco como le reprocha a Calderón, con la muy poco clara estrategia asumida por la 4T el número de homicidios con violencia es mayor y las detenciones de capos es casi nula.Aunque no de forma tan directa, pero esta misma semana también el nuncio Franco Coppola hacía una crítica por la falta de acciones de las autoridades para recuperar territorios como el de Aguililla, que visitó el fin de semana pasado, y que pese a ser un problema que se vive en gran parte del país el gobierno hable muy poco de ello.Así que ayer en la mañanera, el Presidente sumó al trago amargo de la cancelación de las candidaturas y los candados para evitar la sobrerrepresentación legislativa del Tribunal Electoral, y el recurso del Inai contra el padrón telefónico, el hablar de un tema urgente para el país como el combate al narco que prefiere no abordar.jbarrera4r@gmail.com