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¿Están realmente muertos los salones de autos?

Por: Sergio Oliveira

¿Están realmente muertos los salones de autos?

¿Están realmente muertos los salones de autos?

Las grandes ferias de automóviles, al menos en el lado occidental del planeta, están en franca decadencia y esto no es nuevo ni es consecuencia de la pandemia. El caso más marcado es Detroit, que de ser el más importante del mundo, pasó a ser regional, uno en que los grandes lanzamientos casi siempre son versiones o facelifts. Lejos estamos del festival de conceptos de otrora. 

Hoy, China e Indonesia dominan los salones de automóviles, que aún atraen a mucha gente a sus pisos para ver las novedades. ¿Y México? Bueno, México vio el fin de semana pasado, lo que tal vez sea la luz al final del túnel, con una exposición regional, organizada por AMDA Jalisco, que muchas marcas aprovecharon para mostrar sus novedades, incluso con el lanzamiento de una marca: la china Ora, parte del grupo Great Wall Motor, GWM. Y el público respondió al llamado.

Sí, fue un evento, digamos, tímido. Con un área total chica, pero con buena respuesta de parte de los distribuidores tapatíos y con apoyo de algunas plantas. En muchos casos, los distribuidores se unieron para fortalecer la presencia de la marca, como en el caso de MG motors, que aprovechó para hacer el lanzamiento al público local del crossover MG One.

También pasó lo mismo con los distribuidores de Kia, que se pusieron en un área relativamente grande y dejaron que la gente viera por primera vez el K3, el nuevo sedán que llega para substituir al exitoso Rio, el auto más vendido del país durante 2022. Desafortunadamente no todas las marcas y agencias tuvieron la misma visión y Volkswagen, por ejemplo, estaba representada por dos distribuidores. Y separados.

Nissan, Chevrolet y Ford, sin lanzamientos que mostrar, se dedicaron a vender sus productos ya existentes y a juzgar por la cantidad de veces que los asistentes al evento escuchamos sonar a los claxon de sus autos, el resultado ha de haber sido satisfactorio lo suficiente como para que consideren repetir su presencia el próximo año.

Los chinos

GWM, que contó con la presencia de directivos nacionales e internacionales, mostró por primera vez su marca Ora y destapó el O3, conocido como Funky Cat en otros mercados y que fue finalista del World Car Awards este año, en la categoría Auto Urbano. Claro, la Haval H6, que ya había sido presentada en la Ciudad de México, también estuvo ahí y fue muy buscada por el público.

Changan no sólo mostró la nueva y espectacular Uni-K, sino que entre el sábado y el mediodía del domingo ya llevaban vendidas 13 unidades sólo de ese vehículo, sin contar sus demás modelos. Aquí entre nos, creo que Changan no tarda en operar por cuenta propia en el marcado mexicano.

Otras dos marcas chinas cuyos stands estaban muy concurridos fueron SEV, productora de vehículos eléctricos, uno de ellos muy orientado a los taxis y Jetour, que destapó la muy bonita Dashing. Era una verdadera hazaña entrar a una de ellas, pero una vez ahí se podía disfrutar su espacio, buen diseño y la tranquilidad de la seguridad pasiva ya con seis bolsas de aire. Es una que se antoja manejar.

BYD, que debe terminar este 2023 como el mayor fabricante de autos eléctricos del mundo, por arriba de Tesla, también tenía filas de gente para ver sus productos, incluso algunos muy orgullosos propietarios que no perdían la oportunidad de presumir su compra.

Yo salí contento del evento. Creo que la gente que lo visitó también salió satisfecha, y más aún los distribuidores que se prepararon, supieron presentarse y, claro, vender. La Expo Auto Estrenos deja un ejemplo que otros lugares del país deberían imitar. La Ciudad de México, si se quita de encima la auto impuesta obligatoriedad de hacer un evento de escala nacional, puede y debe, con consciencia y humildad, hacer una exhibición similar, obviamente mucho mayor, pero pensando en la gente que visita y compra, en lugar de impresionar a quienes no necesitan y probablemente no quieren ser impresionados. Pero como ese ejercicio de humildad tal vez sea demasiado pedir a nuestros amigos capitalinos, lo que se hizo en Guadalajara se puede repetir en Monterrey, Puebla, Veracruz, por ejemplo. La gente no dejó de querer a los autos y aún disfruta verlos en un sólo lugar. Si están simplemente estacionados sobre una alfombra, da igual. Tal vez los salones no deban acabarse, pero sí los gastos excesivos que solían hacer para montarlos.

oliveiraserg@gmail.com

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