Jalisco ya no pertenece a la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), igual que están fuera de este organismo otros nueve gobiernos estatales. No es una buena noticia y tampoco augura mejoría en el orden político nacional. Justo cuando entramos en la etapa más grave de la crisis económica generada por la pandemia del coronavirus, el escenario que cristaliza es la división.Además, está el problema sanitario en sí. Hasta la noche del lunes 7 de septiembre las cifras oficiales de Salud reconocieron 67 mil 781 fallecimientos y 637 mil 509 casos de contagio. ¿Por cierto, alguien ha escuchado o conocido cómo va el proceso de integración del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi)? Todo un misterio.Y adicionalmente, la crisis de seguridad. En el mensaje de su Segundo Informe de Gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que hay reducción de hasta 30% en la cifra de la mayoría de los delitos del fuero común y del fuero federal. Excluyó los homicidios. Pero ante los robos, agresiones, feminicidios, secuestros, amenazas y todos los hechos de violencia que se viven a diario en cualquier ciudad (grande o mediana) y rincón del país, es poco creíble el milagro de la seguridad.No hablemos de más temas. No porque no sean importantes o no existan, sino porque habría que resolver lo más grave y después lo accesorio.Y encima, ya estamos dentro del proceso electoral 2020-2021 que trastoca cualquier actividad pública y detiene la vida nacional hasta que se contabilicen los votos en las urnas.En medio de ese huracán de acontecimientos, el país está cada vez más dividido. Diez gobernadores (entre éstos el de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez) decidieron dejar la Conago. El argumento es que este encuentro de mandatarios estatales ya no es operativo; no resuelve nada, no permite construir agenda pública y sobre todo, no es un espacio en el que un gobernador pueda ser escuchado por el gobierno de la república.Es importante precisar, para evitar mensajes catastrofistas: que 10 gobernadores dejen la Conago no es sinónimo de una ruptura de la república. El hecho no quiere decir que Jalisco, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Michoacán, Durango, Colima, Coahuila, Aguascalientes y Guanajuato vayan a proponer una separación o “balcanización”.Lo que ocurre es simplemente que al dejar la Conago, literalmente acaban con un mecanismo de encuentro y negociación que se fundó el 13 de julio del año 2002, cuando los gobernadores encontraron una forma de acordar con el presidente –en ese momento Vicente Fox Quesada– cuáles eran las prioridades en un país que había cambiado y que ya no obedecía a la lógica del presidencialismo totalitario del PRI.Hoy, cuando Andrés Manuel López Obrador es presidente y pretende una Cuarta Transformación que todos interpretan pero pocos entienden cabalmente, esa manera de dialogar y acordar quedó caduca. La Conago ya no sirve.¿Qué hará ahora el presidente López Obrador para entenderse con Enrique Alfaro, Jaime Rodríguez, Francisco García Cabeza de Vaca o Javier Corral? Se desconoce. Es más, ¿quiere entenderse con ellos o sólo imponer el poder del presidente?Justo hoy martes 7 de septiembre, se entrega en la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto 2021. Lamentablemente, el conflicto ya existe y sólo se agranda.Lo dicho. No son buenas nuevas. Ya no estamos en la Conago. ¿Ahora qué sigue?