Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Escuchar o leer, esa es la cuestión

Por: Jonathan Lomelí

Escuchar o leer, esa es la cuestión

Escuchar o leer, esa es la cuestión

De un tiempo para acá escucho más libros de los que leo. Cuando hago el aseo y tiendo la cama, cuando cocino, doy un paseo por la colonia y sobre todo cuando manejo. 

Leer y escuchar un libro, ¿cuál prefieres? Tengo amigos que necesitan “el input de la palabra escrita”. Prefieren el ritual silencioso de recogerse, abrir una página y tallarla con los dedos para avanzar. Con el audiolibro no puedes tomar notas, demorarte en un pasaje, auscultar un detalle: una descripción, una metáfora, una idea. Pero escuchar en vez de leer también fluye de una forma distinta, abre otras posibilidades de gozo y conocimiento. 

El consumo del audiolibro creció tras la pandemia, igual que el podcast. Algunos estudios hablan de super-listeners que escuchan más de 10 horas de audiolibros a la semana (yo creo que escucho entre tres y cinco). Ligan su apogeo también a nuestras urbes trafiquientas, pues en el auto es muy cómodo escuchar contenido.

Otra opción es hacerlo mientras corres. En un estudio hallé este dato curioso: “Un audiolector de Anna Karenina podría quemar con su audición más de 20 mil calorías, por ejemplo, siempre y cuando sea capaz de  recorrer, mientras escucha esta obra, los 329 kilómetros que esto implicaría”.

No escucho cualquier género. Elijo textos prácticos o que te enganchen poderosamente. Por ejemplo, algunos libros utilitarios que escuché recientemente: Hábitos atómicos; Ayuno intermitente y dieta cetogénica (escuché dos más sobre el tema); ¿Cuándo? La ciencia de encontrar el momento preciso y Goodbye, things. 

De literatura y filosofía: La sociedad del cansancio de Byung-Chul Han (leído y escuchado), Fouché: el genio tenebroso de Zweig (una biografía de cajón para cualquiera que guste de la política) y La Armada Invencible de mi carnal Antonio Ortuño (tienen que escucharla… o leerla).        
Uso dos herramientas para escuchar libros. La primera, Storytel, una plataforma de audiolibros tipo streaming en donde pagas 179 pesos al mes (hay otras como Audible o Ivoox). Lo mismo encuentras novedades recién salidas del horno que títulos clásicos. Y para escuchar pdf’s o archivos de texto en el móvil uso la app Aloud Reader, gratuita en Google Play. Allí suelo escuchar ensayos académicos o algún documento (escuché un paper para escribir este artículo). 

Sin ahondar mucho, hay un debate sobre los rendimientos de la atención y la memoria al escuchar o leer un libro. La principal diferencia es la distracción en la primera opción. Pero otros autores defienden la narración oral como el formato más antiguo para transmitir conocimiento. Un dato a resaltar si consideramos que la lectura privada en silencio se generalizó hasta la segunda mitad del siglo XIX.  

Un autor se preguntaba: ¿es lo mismo escuchar un libro que leerlo? ¿La audiolectura se ha de considerar en el mismo nivel de importancia que la lectura convencional? 

Ante la pregunta, prefiero el sentido común. Es como si te preguntan si prefieres usar o no abrigo. La respuesta claramente depende del clima. 

jonathan.lomelí@informador.com.mx

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