Estoy segura que una de las capacidades que nos hacen distintos a cualquier otro animal es la de elegir de manera consciente. Poder vislumbrar de manera racional e intuitiva las opciones, -cuáles quieran que estas sean-, nos llevan al interesantísimo y muy revisado proceso de discernir tanto a conveniencia propia como social y nos vuelven -en mi opinión- seres poderosos y diría entre comillas, superiores. Dicen que escoger es renunciar, que en toda elección hay siempre una renuncia. Y aun así, de manera cotidiana y trascendental, todo el tiempo estamos eligiendo, todo el tiempo estamos dejando de lado algo que no cabe -para bien y para mal- en esa elección. Es desde la libertad que tenemos (afortunadamente) siempre una opción. El problema es cuando no tenemos la libertad de escoger. Cuando vemos, percibimos, intuimos, conocemos una situación pero no tenemos el poder de elegir o de apostar. Esta libre elección no aislada de un contexto, el tiempo, las creencias personales e históricas nos moldean para decantarnos por la vida que uno quiera llevar.La maternidad es un compromiso y una responsabilidad que ejerce sólo la mujer quien lleva naturalmente nueve meses de ventaja física y psicológica sobre la paternidad. La madre y sólo la madre tiene la capacidad biológica de cargar con su cría y es también solo ella, la mujer quien debería de poder ver por esta elección.Cuando hablo de las distintas escalas y complementos que hacen posible decidir, no puedo dejar de lado a la moral, a la doble moral, a la ciencia y a lo que estadísticamente ya sucede. Tampoco puedo dejar de lado el derecho humano de ser, de decidir sobre el cuerpo de uno. Todos para poder opinar sobre la maternidad -sobre todo los hombres- deberíamos de reeducarnos, repensarnos tanto en colectivo como en la marginal cotidianidad que siguen viviendo madres en familia y solteras.El camino todavía es largo, estamos a años luz de que esta decisión que emitió SCJN sea abrazada en respeto dentro de nuestra sociedad. El estigma, el juicio, la “obligación” de ser madre, subsisten al mismo nivel que el machismo en México tan enraizado en los hogares y sus prácticas. No se despenalizó el aborto, no se criminalizará más a la mujer y esta para mí es una victoria de altos vuelos. La maternidad será deseada, elegida o no será. Celebro por todo lo alto como madre, hija, tía, amiga, hermana y mujer.argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina