La esperanza es el mayor motor del desarrollo de la humanidad. Se manifiesta de tan diversas formas que nos invade por todas partes: los proyectos, los sueños, las propuestas y los planes no son sino manifestaciones ordenadas de una actitud optimista, que cuando se comparte, ennoblece. La humanidad renueva siempre los ciclos y se entusiasma cuando llega la primavera con sus flores y con el canto de los pájaros llenos de coloridas plumas. Siempre volvemos a mirar el horizonte buscando una luz en la obscuridad de dentro y de fuera; y cuando las preguntas sin respuesta abundan, nos damos historias que explican lo inexplicable, que hacen visible lo que no se puede ver o que revelan los misterios inescrutables.Al iniciar el nuevo ciclo anual el optimismo nos invade. Deseamos lo mejor para los seres queridos y renovamos el entusiasmo para seguir adelante construyendo nuestra historia. Así recargamos es actitud que nos hace resilientes ante la adversidad.En este inicio de año ese sentimiento es compartido de muy diversas formas y en distintos contextos, pero al fin de cuentas refleja ese proceso de renovación cíclica que nos caracteriza. Somos esencialmente optimistas aunque las complejidades racionales nos induzcan a ver el panorama sombrío tratando calcular. 2023 será un año en el que la dosis de optimismo debe ser fortalecida si vemos el horizonte económico, o para quienes pasan por circunstancias difíciles, pero al fin de cuentas, la vida sigue con sueños e ilusiones que habitan en lo más íntimo.Más allá de las predicciones usuales en esta época del año, que van desde los análisis más profundos en busca de exactitud, hasta las cuestiones más divertidas, está esa tendencia interior que nos canta. Siempre estamos frente al dilema de ser optimistas o rendirnos a la vorágine que representa la incertidumbre. Cualquier sueño, cualquier proyecto que emprendemos indica que optamos por ser optimistas. Por el contrario, el mayor rasgo del pesimista es la pasividad ante el devenir. En este año nuevo merece la pena recordar los versos de la poeta estadounidense Emily Dickinson, nacida en 1830, en su famoso poema La Esperanza es un Cosa con Plumas: “Esperanza” es la cosa con plumas -/Que se posa en el alma -/Y canta la melodía sin las palabras -/Y nunca se detiene -en absoluto-.”Así que esa cosa con plumas se presenta en el año nuevo y hay que recibirla como ese pájaro que nos canta exaltando la vida cada que nos detenemos a pensar sobre el futuro. Cada que elegimos ser optimistas nos hacemos más humanos, porque esa cosa con plumas habita dentro de nosotros y no se detiene nunca.Feliz 2023.luisernestosalomon@gmail.com