Muy a su estilo personal de gobernar, pero experto y conocedor como nadie en el manejo del poder para buscar favorecer su causa política, el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) salió ayer en su mañanera a apoyar a Claudia Sheinbaum en su enésima crisis política, la tercera por otro accidente en el Metro.Lo preocupante es que ahora el respaldo presidencial no sólo fue discursivo, sino acompañado de un total despropósito: la puesta a su disposición de seis mil efectivos de la Guardia Nacional para efectuar labores de vigilancia, porque la consentida de AMLO considera que los “incidentes” mortales ocurridos en este medio de transporte masivo en los cuatro años de su Gobierno no se deben a la falta de mantenimiento, sino se podría tratar de un complot de los que quieren descarrilar el vagón de su aspiración presidencial. Apenas en la primera semana del año, en otra desafortunada declaración que dejó al desnudo justamente lo que decíamos arriba sobre la utilización propagandística de los recursos públicos para mantenerse en el poder, López Obrador afirmó que la entrega de apoyos directos a los más pobres del país es su más preciada estrategia política, porque ellos agradecen ese dinero con su respaldo a su Gobierno, a la cuarta transformación. Fue la versión corregida y aumentada de la visión clientelar y patrimonialista de la política priista del siglo pasado que conoció muy de cerca. Al estilo del ogro filantrópico que describía Octavio Paz, AMLO dinamitó así su propio discurso de lucha por la justicia social, contra las desigualdades y por la disminución de la pobreza, que por cierto, lejos de bajar creció en sus dos primeros años de Gobierno, de acuerdo con datos del Inegi.Parte de esta lógica afloró nuevamente ayer en la decisión de militarizar el Metro, que por cierto, se contrapone al discurso de la ciudad de libertades que han pregonado los últimos 24 años, desde que con el PRD empezaron a gobernar, desde la izquierda, la Ciudad de México.Pero esta vez el olfato político podría fallarle al Presidente y provocarle más perjuicios que beneficios a su Gobierno, a Sheinbaum y a Morena.Es injustificable que en la peor crisis de seguridad y violencia que padece el país en muchas de sus regiones, se destinen más elementos de la Guardia Nacional para el Metro de la Ciudad de México que para estados incendiados por el crimen organizado en busca de que no se pierdan más simpatizantes de Morena y se ponga en riesgo aún más su bastión electoral, cuando lo que urge es darle el presupuesto y el mantenimiento adecuado a ese sistema de transporte que utilizan a diario seis millones de ciudadanos. Además de las críticas externas por la enésima tarea que la 4T les da a los militares, al interior de Morena vendrá la irritación de las otras corcholatas, por todos los chiqueos presidenciales a Sheinbaum, que no hacen más que tirar línea y aumentar las cargadas a su favor, en detrimento de la contienda interna pareja que anhelan los otros suspirantes morenos. jbarrera4r@gmail.com