Hubo “flechazo”. Desde el contacto visual y los aplausos de cortesía hasta las aclamaciones con que fue despedida tras el tercer encore con que cerró su presentación, entre la pianista rusa Sofya Gulyak -paisana de la inolvidable Annette Gans, oriunda de Kazán y luego tapatía por adopción- y el público que llenó la sala del Teatro Degollado para el sexto programa de la Primera Temporada 2019 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), hubo eso que llaman “química”: mutua simpatía.Aunque en la sala flotaba el recuerdo del Concierto No. 3 en Re menor, Op. 30, de Rachmaninov -casi tan popular como el No. 2 del mismo autor- en la versión de la también rusa Lilyla Zilverstein, la de Sofya Gulyak no desmereció. En el primer movimiento hubo pasajes en que los alientos, principalmente, eclipsaron al piano; también los hubo, sin embargo -los más- en que la orquestación fue pulcra. La técnica, el temperamento y la energía de la solista resplandecieron en la primera parte de la cadenza del mismo primer movimiento; en la segunda, más lírica, propicia para acariciar las notas, se sublimó. El tema cantábile de las cuerdas, en el tercer movimiento, en dúo con el piano, resultó espectacular.Las cerezas del helado, sin embargo, fueron los encores obsequiados por Sofya: Vocalise, canción sin palabras de Rachmaninov; Elegía, de Prokófiev, y una alegoría sobre un tema de Wagner.El programa se abrió con Sarka, poema sinfónico del ciclo Mi Patria, basado en la antigua leyenda checa de La Guerra de las Doncellas, de Smetana. Fue la carta de presentación del estadounidense Christopher Zimmerman como director huésped -tercero en lo que va de la temporada- de la OFJ.La velada finalizó con la Sinfonía No. 5 en Si bemol mayor, Op. 100, de Prokófiev. Calificada por su propio autor como “una sinfonía sobre la grandeza del espíritu humano” y escrita para gran orquesta con piano, arpa y una nutrida sección de percusiones, la obra, pródiga en sonoridades contrastantes, oscila pendularmente entre el buen gusto y el dejo romántico de algunas melodías, y el afán iconoclasta y revolucionario -musicalmente hablando- del compositor, notorio, sobre todo, en la parte climática de la partitura, calificada por sus críticos como “mucho estrépito, poca música”.El programa, como de costumbre, se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.