Suceso concreto y contundente: se celebró una asamblea nacional del Partido Movimiento Ciudadano (MC) y los jaliscienses ni se pararon por ahí. El partido naranja goza, por ahora, de tranquilidad y seguridad económica que no tienen en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Pero ese comparativo puede no ser muy optimista. Es posible afirmar que el futuro naranja está asegurado… al menos durante 2025 y 2026. ¿Qué ocurrirá con MC? Las posibilidades son varias, pero indudablemente ese futuro debe pasar por la aduana de Enrique Alfaro Ramírez y el gobernador electo de Jalisco, Pablo Lemus Navarro.Después de las elecciones, un par de resultados marcan ese destino partidista. Por una parte, el triunfo (todavía impugnado) del candidato emecista en la gubernatura de Jalisco; y con él, los triunfos también de los candidatos naranjas en los municipios urbanos más importantes del Estado: Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco de Zúñiga.Por otra parte, la derrota de la candidata emecista en Monterrey, Nuevo León, Mariana Rodríguez. La esposa del gobernador neoleonés Samuel García forma parte del debilitamiento de MC en la segunda entidad federativa donde son gobierno. Digamos que MC, en el ámbito local, pierde mucho.Pero en el espacio nacional, a pesar de ser el tercero de tres, Jorge Álvarez Máynez, ni siquiera se abochorna al presentarse ante los consejeros nacionales de su partido. Llegó a la candidatura presidencial inesperadamente, después de un rotundo escándalo de Samuel García; y después de otros escándalos también sonoros, en su breve campaña, ganaron espacio los análisis que hablaban de una derrota tan estrepitosa, que MC estaba en riesgo de perder su registro.Después del 2 de junio, Álvarez Máynez entregó cuentas inesperadamente positivas: 10 millones de votos, registro garantizado (y supervivencia económica federal). A pesar de que millones de mexicanos lo recordarán como esquirol que operó directamente en contra de Xóchitl Gálvez, el candidato presidencial que nunca apareció en los pronósticos está en plan de celebración.Incluso, se habla de que puede ocupar la dirigencia nacional del partido y sustituir a Dante Delgado Rannauro. Pero esos arreglos cupulares son totalmente imprevisibles. Seguramente pasarán por Palacio Nacional como mínimo.¿Y Movimiento Ciudadano de Jalisco?La desaprobación, la crítica abierta contra el partido y su estrategia electoral por parte del gobernador Enrique Alfaro, tiene resonancia nacional. No pasa desapercibida. Si Alfaro se retira o no de la política, porque ya ha sembrado declaraciones en el sentido de que puede regresar, es decisión suya. ¿Construirá sus posibilidades políticas fuera de MC? Eso es un volado en el aire. La política mexicana empezará a escribir otra historia a partir de la administración de Claudia Sheinbaum y su tremenda influencia en los grupos regionales de todo el país.Pero la estrella en ascenso de Pablo Lemus también influirá.El nuevo gobernador de Jalisco no será un político que ignore el devenir de MC, ni el de Dante Delgado o de Álvarez Máynez. Se necesitan mutuamente. Además, él también tendrá posibilidades y presionará para influir en lo que le sea más favorable.¿Un nuevo partido político? Se trata de un rumor creciente. Una posibilidad que no es ingenua. Al fin y al cabo, el “alfarismo” se construyó desde el liderazgo de una persona, y en su momento, MC fue sólo un medio de transporte más. Dante Delgado se acercó a Enrique Alfaro y lo invitó al partido, consciente de su potencial.Sin embargo, son arduas y numerosas las tareas para alcanzar el registro de un partido político. Además, la historia reciente demuestra que a la mayoría de esas aventuras el empuje les dura muy poco, casi apenas una elección.Primero, tendrá que ordenarse la administración del gobierno estatal en Jalisco; después, deberán construirse los acuerdos políticos de las diferentes fuerzas locales. Habrá mucho jaloneo. Después, si se consigue un mínimo de armonía y se construyen acuerdos políticos estatales y nacionales, podrá considerarse si lo de Movimiento Ciudadano es una historia terminada. Las vanidades y los orgullos personales tendrán un peso definitorio. Así, como siempre, se escribe la historia del poder.