En un mundo tan complejo y tan cambiante como el que nos toca vivir en la actualidad, es bueno reflexionar seriamente en un tema abordado tan sólo como sensacionalismo.Las alertas sobre el fin del mundo se centran en las destrucciones bélicas con armas cada vez más sofisticadas, en la contaminación de los ambientes, en las inseguridades económicas y más recientemente en otro tipo de agresiones mucho más sutiles encaminadas a destruir a la humanidad.Pero lamentablemente también se constatan cómo progresivamente los ataques se encaminan a dañar a los niños desde la más tierna infancia. Se empezó con destruir la institución familiar, que lo mismo da… el contaminar la mente infantil va desde destruir los valores más elementales, hasta dañar su psique y su cuerpo con alimentos y drogas nocivas y poniendo ante su vista y a su alcance los más bajos niveles del ser humano.Y no se trata de cultivar tabúes, ni de disfrazar u ocultar verdades, sino de dejar fluir con naturalidad el conocimiento de la vida; se trata de propiciarles llegar a una edad en que sepan comprender al ser humano en su totalidad como algo sagrado incluyendo el sexo como algo santo y divino regalado por Dios para continuar en el mundo su proyecto de vida y de amor.Pero si de primer intento se les destroza la inocencia iniciándolos en prácticas pedófilas o relaciones anormales, o si tienen a la vista la prostitución como algo normal y si la cuestión de género es objeto de compraventa, como si fuera productos de supermercado, entonces sí estamos en el límite de la fatalidad.Es un hecho que a las acusaciones contra sacerdotes se les ha dado un alto grado de publicidad, y no es para disculparles, sino simplemente para hacer notar que por unos cuantos pederastas, hay muchísimos más que viven con rectitud y santidad su ministerio…Es también evidente que no se señala a otro tipo de profesionales que tienen que ver directamente con los niños y que también cometen abusos imperdonables.Sin bajar a detalles sociales hasta en ámbitos familiares, los abusos que agreden a la inocencia infantil muchas veces ni se mencionan, porque el enemigo está precisamente en casa.No se puede soslayar que en la educación también hay errores: como eso que en las escuelas promuevan noviazgos desde la más tierna infancia, y que en fiestas escolares propicien “matrimonios” entre niños y/o niñas del mismo sexo. Y eso NO es juego, NO es divertido.Los avances y cambios de nuestro tiempo están propiciando una generación con más capacidad intelectual, con más posibilidades espirituales, pero si de primer intento se les dan elementos de confusión, ¿cómo vamos a pretender de ellos lo mejor? Si hasta en los mismos mensajes de la red están plagados de ejemplos nocivos… Y con los elementos que se les ofrece a los niños desde la infancia, luego se pretende una juventud limpia, sabia y perfecta.Ciertamente hay todavía mucho de bueno en nuestros ambientes, pero hay que poner mucho más empeño en cuidarlos, en no dañar la infancia, ni en su mente, ni en su cuerpo y menos aún en su evolución espiritual.Es muy oportuno leer en el Evangelio el capítulo 18 de san Mateo para darnos cuenta de qué es lo que Cristo Jesús opina y para caer en la cuenta de que verdaderamente los niños son regalos de Dios que merecen cuidado, atención y sobre todo respeto