El que pregunta no se equivoca, dice el refrán, pero en México esta osadía se paga con la vida si eres periodista. Escribo estas líneas como un homenaje a mis once compañeros periodistas asesinados este año en México. Sólo en la última semana acabaron con la vida de Luis Enrique Ramírez en Sinaloa, y a Yesenia Mollinedo y Johana García en Veracruz. Comparto mi ética personal, como sé que muchos colegas tienen la propia, para realizar una entrevista periodística. Esta labor diaria de preguntar es nuestro pequeño acto de resistencia contra la violencia criminal y la omisión de los gobiernos. No dejemos que, además de una pobreza material, nos impongan una pobreza de ideas por dejar de indagar en la realidad. ***El Arte de la Entrevista:1. Una buena pregunta es solo el preámbulo o la puerta que se abre para llegar a la pregunta de verdad.2. Lo importante no es acumular datos sino componer ideas que interpreten y relacionen esos datos y sus consecuencias.3. Escucha al entrevistado, la mayoría no lo hace. Para cazar un argumento endeble o útil, hay que tener claro qué queremos saber y a dónde vamos. Eso es lo que define el ritmo y los alcances de cada entrevista y sus temas.4. Una entrevista puede fallar por factores externos, pero su afectación es mínima por esta razón. Es necesario reconocer que una buena entrevista depende de la claridad de los horizontes que se desean alcanzar. No se puede esperar llegar a la punta del Everest con una mochila para un día de campo. Saber reconocer los límites y alcances del perfil a entrevistar es el principio de una buena entrevista. Conocer las limitaciones propias también.5. Emplear elementos subjetivos en una entrevista despista al entrevistador y al entrevistado. El más hábil usará esos elementos a su favor. Lo mejor es debatir sobre hechos. Las abstracciones son el punto de fuga de los políticos tramposos.6. El derecho a interrumpir al entrevistado y quitarle la palabra es una decisión equivalente a la expropiación de un bien en aras de un bien público mayor. Siempre será debatible, pero se valora hasta que el resultado justifica la acción. Expropiar por ostentar poder, por hábito o soberbia, tiene un resultado contraproducente. Se expropia siempre en aras de un bien mayor y se perdona si el resultado es satisfactorio. Interrumpir al entrevistado es un derecho y un privilegio que conlleva una gran responsabilidad. 7. Reconocer cuando el entrevistado es mejor en el terreno de las ideas, los argumentos e incluso el arte del engaño o la hipocresía, es la única manera de convertirse en un mejor entrevistador. Sólo lo mediocre puede mejorar. Y todo, al final, puede ser siempre mejor.