No debemos entenderlo meramente como un paro ni como una marcha. Se conoce ampliamente que el propósito del paro es manifestarse en contra de la violencia de género y la cantidad de feminicidios en México. El tema ya fue discutido hasta el cansancio por autoridades, líderes de opinión y por la ciudadanía. El propósito del presente artículo no es discutir si se deben o no se deben realizar dichas acciones. Parto de la idea de que somos lo suficientemente solidarios no como ciudadanos, sino como seres humanos, para apoyar a las mujeres con su decisión.Las mujeres se encuentran totalmente justificadas por expresarse de esta manera. Los grandes cambios a lo largo de la historia de nuestro país han partido de un hartazgo social provocado por injusticia. Hace más de 200 años nos pronunciamos en contra de los españoles. Cien años después, la enorme desigualdad social y nula libertad de expresión encaminaron a una revolución. Hoy, aparte de desigualdad social y una gran cantidad de otros problemas que nos rodean, millones de mujeres mexicanas viven con miedo y están cansadas de la injusticia. Esta es una realidad vergonzosa que no merece controversias sino cambios.Como hombres, nuestra tarea va más allá de “juntarnos con nuestros amigos a hablar sobre el tema”. Es nuestra obligación atravesar por un proceso de introspección en el que meditemos nuestro papel en los momentos que vienen de la realidad de nuestro México. Sería verdaderamente penoso pasar a la historia como la generación que no apoyó a las mujeres a llevar vidas más equitativas y libres de peligro. No sólo se expresarán las mujeres, sino que todos tenemos una oportunidad invaluable para unirnos como seres humanos, independientemente de posturas políticas, religiosas y sociales.Claro que ese día debemos mostrar solidaridad con pequeños actos tales como cubrir a nuestras compañeras en aspectos laborales y académicos y facilitar dichas acciones en la medida de lo posible, pero eso no lo deberíamos ni discutir. Si de algo estoy convencido es que somos una mayoría redundante los que apoyamos estos movimientos y lo que representan. Como bien dice el ministro en retiro, José Ramón Cossío Díaz, las personas que rechazan el movimiento ponen en evidencia la necesidad de la protesta.En cuanto al Gobierno, que termina siendo una columna vertebral del tema, considero que debe atender a las exigencias sociales en un determinado momento con más empatía. No debemos ver como héroes a quienes se manifiesten en apoyar a las mujeres, es su obligación como representantes del pueblo. Para tener una sociedad más humana, las autoridades públicas deben permearse de una actitud más solidaria desde el burócrata de ventanilla hasta el Presidente de la República.