Últimamente he estado muy preocupado por los mundos fantasmales, porque nuestra ciudad es en verdad muy poco fantasmal, salvo las historias del ánima de Sayula o del gentil en la costa, hay pocos fantasmas, algunos en los panteones, pero a mí me interesan porque cuando yo era niño mi nana nos contaba muchas historias de aparecidos, a los que sacábamos del purgatorio rezando un padre nuestro por esa pena que los tenía en este mundo.Pero lo que pasa es que ahora nuestra sociedad cree demasiadas cosas, pero entre éstas no están los fantasmas, aunque a decir verdad tienen creencias más difíciles de sostener. Y dígame si no es mejor creer en un fantasma o en un ánima que ande penando en este mundo, que creer que vamos a tener un sistema de salud como el de Dinamarca, lo cual se explicaría solamente si el zacate sagrado estuviera ya legalizado.Aunque, como sabemos, la gente es burlesca y entonces, así como se burlaban de don Pancho I. Madero con sus aspiraciones espiritistas, también se burlan de mí. El otro día fui a un festejo donde el propietario de la casa tenía en su casa una bella cabeza de un toro berrendo, gusto que no era compartido por todos, pero que, en lugar de decir su opinión al respecto, ingirieron más alcoholes de los que recomienda la Organización Mundial de la Salud y ya pedos decidieron ir a buscar a la casa de junto, si del otro lado estaba el cuerpo del toro, cosa que dio mucho coraje al dueño.Eso me hizo recordar que hace muchos años traían a los toros por la calle de López Cotilla para llevarlos al rastro y un día se escapó un toro medio confuso y fue a dar a una reunión en la que estaba mi tío Poncho (del cual ya les he platicado que era el último “hombre hombre” de la tierra), total, entró el toro al patio de la casa donde estaban de visita mis tíos y obviamente empezó el corredero de gente. Una señora fue y se encerró en un cuarto para protegerse del animal y cuando ya habían controlado al toro, fueron a tocarle a la señora, quien preguntó quién tocaba y el bromista de mi tío Poncho le dijo que era el toro, a lo cual la señora dijo que no salía.Lo que pasa es que las celebraciones de muertos solo se dan en Jalisco por imitación de costumbres del centro del país o de Michoacán y hemos reducido la presencia de fantasmas a la catrina o a recibir del exterior nuevas costumbres. Por ejemplo, piense usted lo absurdo que sería la celebración de muertos si no fuera por James Bond, no tendría sentido, entonces esta es una exhortación para buscar nuestros propios fantasmas.