Contra lo que se suele pensar, México es un país que no podría concebirse sin la actuación de sus empresarios a lo largo de su historia. Los empresarios mexicanos han desempeñado un papel central en el desarrollo y la prosperidad del país. Su historia debe ser contada de mejor manera, pues ella nos habla de grandes momentos olvidados que han determinado lo que somos. Algunos empresarios mexicanos han estado cerca del poder y otros se han mantenido independientes. Pero todos ellos han sido motores e impulsores de la prosperidad regional y nacional.Ha sido en los centros de mayor desarrollo urbano donde los empresarios han encontrado un ambiente proclive para su mayor despliegue. Es alrededor de las grandes y medianas ciudades donde se ha creado lo que podría llamarse el tejido social empresarial. En algunos casos, este tejido ha promovido la participación de los empresarios en la vida pública y en la política. Ese ha sido el caso, en diferentes momentos de ciudades como San Luis Potosí, Sonora, Baja California, Chihuahua o Nuevo León, por mencionar sólo algunos casos. La participación de los empresarios en política ha tenido momentos estelares y uno de ellos fue durante los últimos 20 años del siglo pasado, cuando varias figuras del mundo empresarial fueron clave en la transición de un México autoritario a uno democrático. Sin embargo, más recientemente y por una serie de razones que podríamos discutir, los empresarios se han replegado y han dejado de participar en política o en los asuntos públicos. Ese parece ser el caso de metrópolis como Monterrey o la Ciudad de México. Pero al mismo tiempo que esto sucedía comenzó a apreciarse un gran vigor en la participación política de empresarios en lugares como la Zona Metropolitana de Guadalajara y, en general, en el Estado de Jalisco. En este caso, es claro que los grupos empresariales han decidido influir en la aplicación de políticas públicas que inciden en la marcha del Estado de Jalisco. Es posible perfilar dos tipos de modelos de la relación de los empresarios con la política en México. El primero es el que podríamos llamar el modelo Nuevo León, en el que los empresarios tienen una participación estelar en la vida pública, pero con muy poca interacción con agrupaciones de la sociedad civil. Es muy raro, en este modelo, ver a un empresario participando en política partidaria.Por otro lado, existe el modelo Jalisco, en el que los empresarios no sólo participan en los asuntos públicos, sino que hay incentivos para que varios de ellos se involucren en política partidaria e incluso quieran participar como candidatos a puestos de elección popular. Los casos más evidentes son los alcaldes de Guadalajara y Zapopan, que antes de ocupar esos puestos eran empresarios. Pero esto sucede también en cuatro distritos federales electorales de Jalisco, en que los representantes fueron extraídos del sector empresarial.Este modelo Jalisco debería extenderse al resto del país, sobre todo ahora que tenemos un Gobierno federal que no deja de dar muestras de su animadversión hacia los empresarios. Esperemos que así sea.