Mucho llamó la atención que en medio de los crecientes reclamos de la Universidad de Guadalajara al Gobierno del Estado por la repentina reasignación de 140 millones de pesos etiquetados ya al Museo de Ciencias Ambientales del Centro Cultural Universitario (CCU) para invertirlos en la construcción del Hospital Civil de Tonalá, haya reaparecido el ex gobernador panista Emilio González Márquez para destapar la semana pasada a Enrique Alfaro como eventual candidato presidencial, gesto que fue tomado con entusiasmo por el mandatario estatal.Pareciera que esa señal de simpatía y muestra clara que persiste el respaldo total que le dio cuando Alfaro fue por primera vez candidato a gobernador por el partido Movimiento Ciudadano en 2012, aún por encima del aspirante por su partido el PAN, Fernando Guzmán Pérez Peláez, la reactivó el verse identificado con el golpe político que representó la quita presupuestal al Museo del CCU, el proyecto que más ha impulsado Raúl Padilla López, líder del grupo político que ha dominado la UdeG las últimas tres décadas.Y es que habrá que recordar que hace 11 años, en el 2010, González Márquez enfrentó como ningún otro gobernador a Padilla López, regateándole y negándole también recursos para el entonces incipiente CCU. A diferencia de Alfaro, que cuestiona al ex rector de la UdeG sin mencionar su nombre, y sabedor que en aquel momento le redituaba políticamente, Emilio dirigió directamente, con nombre y apellido, la batalla contra Padilla López. Para hacer visibles los millones que entregaba a la UdeG, en vez de hacer las habituales transferencias electrónicas, hacía pública la entrega de los cheques del subsidio federal y estatal. Argumentaba que no daría más presupuesto a la universidad pública del Estado porque todo se iba a las empresas parauniversitarias para beneficio personal. E ironizaba diciendo que el CCU era el Centro “Comercial” Universitario de Padilla López. Paradójicamente, en aquel momento Alfaro, entonces alcalde perredista de Tlajomulco, que a principios de ese año había tenido un sonoro rompimiento con el padillismo, se mantuvo al margen del conflicto.El gobernador panista iba claramente ganando su vendible batalla por acotar el poder del grupo dominante de la UdeG, hasta que vino aquel episodio ocurrido los últimos minutos del 29 de septiembre y los primeros del 30 de septiembre de 2010, en la víspera de una gran marcha universitaria para exigir recursos para la UdeG, cuando Emilio decidió hacer una visita nocturna, y con tequilas de por medio, a la casa de Padilla López. Lo ahí sucedido hizo que perdiera todo lo que había ganado en el pleito, y al día siguiente su discurso cambió y apareció como un aliado más de la Universidad en las gestiones de recursos ante la Federación, y días después colocando la primera piedra de otro de los complejos del CCU.Por ello, el guiño de Emilio a Alfaro puede llevar también implícito su deseo de que esa historia no se repita.jbarrera4r@gmail.com