Lamentablemente, el sentimiento de solidaridad nacional, producto de la cobertura de los medios de comunicación durante la semana siguiente de la llegada de “Otis”, que generó presión al Gobierno federal y fomentó campañas de acopio de productos de primera necesidad para los afectados, se difumina poco a poco, mientras las elecciones acaparan los encabezados. La ayuda aún se necesita.A la irreparable pérdida de vidas humanas y el sufrimiento provocado por la tragedia, se suman los daños materiales, la falta de suministros básicos y la ausencia de ingreso. “Otis” ha puesto en evidencia, una vez más, la importancia de que los gobiernos visualicen de forma preventiva los riesgos que corre su población, a fin de que las situaciones de emergencia sean menos catastróficas.Para entender mejor la dimensión de la tragedia: el 65% del Producto Interno Bruto (PIB) de Guerrero responde a las actividades económicas de Acapulco, de ahí el tamaño del desafío y el grado de emergencia con el que se deben gestionar los apoyos a fin de reconstruir y reactivar lo más pronto posible el puerto.Este escenario se agrava si consideramos que el 52.1% de la población acapulquense vive en situación de pobreza, habitando las partes más invisibilizadas de una ciudad que creció considerando sólo al turista, en la que los servicios públicos no llegan a los asentamientos históricamente irregulares y en la que el narcotráfico ha aprovechado la vulnerabilidad para cooptar consumidores o extorsionar. Así, existe sin duda el riesgo latente de que si la reconstrucción sigue los viejos criterios que dieron forma al puerto, quienes habitan Acapulco podrían llegar a estar peor que antes.Para eludir este escenario, las acciones que emprendan los gobiernos, la iniciativa privada y la sociedad civil deben converger. Vivimos en una era hiperconectada que moviliza como nunca antes recursos financieros, tecnológicos, proyectos de desarrollo e inversiones que pueden fomentar el empleo e impulsar el dinamismo económico de una región, este es el momento de hacer de estos procesos una oportunidad para Acapulco.Mantener el Tianguis Turístico y recuperar la Convención Bancaria seguramente abonarán a esta estrategia, el desafío está en hacer de la sustentabilidad, la sostenibilidad, la innovación y la resiliencia, sus pilares, para que se priorice recuperar el turismo y la economía teniendo como prioridad a la ciudadanía.Dejo 10 ideas de la Friedrich Naumann Foundation for Freedom para construir ciudades resilientes:En México hemos aprendido con sufrimiento, el alto costo de ignorar los riesgos por temblores, huracanes y recientemente, una pandemia, experiencias que nos han dejado claro la necesidad de que los gobiernos atiendan con mirada preventiva el futuro de sus comunidades. Es parte de su responsabilidad.*Director ejecutivo de PolitIQ.