El pasado 5 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones federales en Estados Unidos. El resultado fue un abrumador triunfo para el Partido Republicano. No sólo su candidato, Donald Trump, derrotó con claridad a la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris, sino que su Partido tendrá mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes. Se repite la situación del primer gobierno de Trump en 2016, donde su gobierno dominó ambas cámaras.El triunfo de Trump se puede explicar por una diversidad de razones. En primer lugar, el hecho de que Kamala Harris no tuvo el suficiente tiempo para generar entusiasmo por su candidatura que sólo tuvo un puñado de meses para organizarse, desde que el Presidente, Joseph Biden, se hubiera retirado de la competencia por razones de incompetencia mental. No ayudó, al parecer, que el Partido Demócrata no hubiese realizado elecciones primarias para decidir quien sustituiría al Presidente. En segundo lugar, la propaganda de Trump y su equipo parece haber sido eficiente en convencer a una parte del electorado de que vivían peor con los demócratas, que ganaron cuatro años antes. En tercer lugar, el equipo estratégico de Trump puso en práctica una campaña que tomó en cuenta diversos sectores de la sociedad. En el análisis demográfico de los votantes del Partido Repúblicano, destacan las mujeres y hombres de la comunidad hispana.En cuarto lugar, Kamala Harris no pudo penetrar varias zonas rurales que Biden había ganado en 2020 ni tampoco pudo aumentar el voto demócrata en zonas urbanas. En quinto lugar, el Partido Republicano se presentó más unido que el Partido Demócrata, el cual estuvo dividido entre los sectores radicales de la izquierda y los sectores centristas.En sexto lugar, el Partido Demócrata y sus aliados fueron incapaces de convencer a una parte del electorado de que Trump era inelegible para ser Presidente debido a sus involucramiento en la insurrección contra el Congreso del 6 de enero del 2021 ni de los múltiples juicios en su contra. Para muchos, estas imputaciones fueron parte de una campaña injusta perpetrada por los enemigos de Trump.Pronto sabremos cuáles serán las implicaciones domésticas e internacionales del triunfo de Trump. Lo que es cierto es que estas serán profundas y extensas. Hay que tomar en cuenta que, a diferencia de su primer gobierno, en su segunda administración Trump se enfrenta a una situación internacional caracterizada por tensiones globales de amplio espectro. De igual manera, las consecuencias para nuestro país serán fundamentales, sobre todo en lo que se refiere al futuro del T-MEC, aunque también se encuentra la cuestión de la frontera, la migración y el narcotráfico. Sin duda, el Gobierno actual tendrá que usar toda su inteligencia e ingenio para lidiar con una presidencia radioactiva. El futuro está lleno de obstáculos.