Enrique Encizo, uno de los fundadores del colectivo Un Salto de Vida, es un hombre de ingenio extraordinario. A pesar de trabajar cotidianamente por un asunto que literalmente es de vida o muerte, la contaminación del Río Santiago y el rosario de padecimientos que este envenenamiento produce a los pobladores, Enrique Encizo se da tiempo para bromear y enfrentar la tragedia con ingenio.De él es la frase que da título al reportaje del New York Times al afirmar que la contaminación del Río Santiago es como vivir en un “Chernóbil en cámara lenta”.Y de Enrique Encizo es también la idea de hacer un recorrido por los puntos más contaminados y con más descargas en El Salto y comunidades aledañas, al que nombraron “el tour del horror”. Empezaron en 2007, y 13 años después han realizado cientos de recorridos por el basurero de Laureles, los arroyo de lixiviados, la cascada pestilente con sus mágicas espumas que entretienen y envenenan a la vez, por los tubos donde las industrias descargan aguas con metales pesados o las presas de Las Pintas o El Ahogado.Mediante estos “tours del horror”, el colectivo Un Salto de Vida ha hecho conscientes a miles de pobladores de El Salto, Juanacatlán, Puente Grande y Tololotlán, de la grave contaminación que padecen. Por los “tours del horror” han pasado también cientos de representantes de otros colectivos de Jalisco, de México y el mundo que padecen también los efectos devastadores del “progreso” que genera el industrialismo capitalista y el crecimiento de las urbes dejados de la mano del capital. Miles de estudiantes de universidades locales y miles de extranjeros se han acercado así a esta zona que el mismo secretario de Medio Ambiente federal, Víctor M. Toledo, ha llamado un “infierno ambiental”.Hoy se celebrará otro tour por El Salto y otras zonas envenenadas por el “progreso” capitalista. Quizá tratando de apropiarse la idea del “tour del horror”, al gobernador Enrique Alfaro se le ocurrió realizar una “macro excursión” por algunos puntos álgidos de contaminación del corredor industrial de El Salto-Ocotlán y por el Río Santiago. El gobernador quiere mostrarle “a quienes tienen dos dedos de frente” que la remediación a fondo del Río Santiago no es de un día para otro, y que es necesaria una política integral, muchos recursos e inversión para empezar a ver resultados en el mediano plazo.Es encomiable que quiera demostrar que se está haciendo algo en el actual Gobierno por poner un alto al proceso de contaminación y envenenamiento del Río, tierras y aire que enferman a comunidades enclavadas en el corredor industrial de El Salto y aguas abajo del Río Santiago.Lo reprobable es el modo como se plantea esta “macro excursión”: como reto y regaño, al mismo tiempo, a quienes han cuestionado que no se ha hecho lo suficiente para empezar a remediar el infierno ambiental del Río Santiago.Las medidas que plantea el actual Gobierno (colectores, plantas de tratamiento, jurisdicción para inspeccionar plantas) son necesarias.Pero es todavía más importante lo que han planteado las comunidades y organizaciones que viven en el contaminado Río Santiago: parar y sancionar a quienes contaminan, que quienes han contaminado reparen el daño, detener los megaproyectos que alientan otro ciclo de desarrollo industrial y pensar en otro uso del territorio distinto al industrialismo. Es decir, empezar a plantearse en serio otro modelo de desarrollo, otro proyecto civilizatorio incluso, que ponga por delante la vida y no el capital, como ha ocurrido hasta ahora.