No somos mercadotecnia política ni cálculos electoralesSin lugar a dudas este 8 marzo fue distinto, como lo ha sido prácticamente todo lo que ha ocurrido desde que estamos en pandemia. Sin embargo, pese a la falta de marchas multitudinarias como las que presenciamos en 2020, este año fue muy esclarecedor y significativo en varios sentidos.De nueva cuenta, las mujeres mexicanas han demostrado con dignidad, inteligencia, organización, valentía, e incluso, con una gran bondad y amor pese al profundo dolor que implica alzar la voz en un contexto como el que vivimos en nuestro país, que las violencias que nos atraviesan todos los días deben ser reconocidas y erradicadas.Escribo estas líneas cuando el 8M todavía es joven, el día prácticamente apenas inicia, pero a estas horas han sido muchos los actos para visibilizar la realidad que vivimos: la falta de reconocimiento, respeto y defensa de nuestros derechos. De los derechos más básicos, como el derecho a la vida.Y aquí vamos de nuevo, porque los violentadores siguen ahí. Porque un violador puede ser gobernador, un alcalde puede golpear a una mujer impunemente, porque un fiscal investiga como feminicidios sólo 24 por ciento de los asesinatos de mujeres.En un país donde en promedio 11 mujeres son asesinadas al día, lo mínimo que se les pide a las autoridades en todas sus esferas de gobierno y a quienes integran y dirigen partidos políticos, es no utilizar la causa feminista para su beneficio. A ponderar estrategias y acciones transversales antes que los discursos vacíos y desconectados de la realidad de las mujeres, en plural.Tan condenable es el señor que todos los días por la mañana utiliza el reflector que su propia investidura le otorga para descalificar el reclamo de justicia, igualdad y dignidad para todas, como lo es el dirigente de un partido que menosprecia la lucha por la igualdad política y se aprovecha de esta con la pretensión de acotar las aspiraciones de un candidato. Las mujeres no somos moneda de cambio, no estamos aquí para que nos utilicen como una estrategia más de mercadotecnia política o como parte de un vil cálculo electoral.De acuerdo con ONU Mujeres, “para que el poder compartido se convierta en una realidad, la violencia contra las mujeres en el ámbito público debe eliminarse y las normas sociales, el acceso a la financiación y los marcos legales e instituciones deben transformarse, de modo que apoyen la participación y la toma de decisiones de manera igualitaria. Esto es fundamental, ya que, al ritmo actual de progreso, la paridad de género en las legislaturas nacionales no se alcanzará a nivel global antes de 2063, ni entre las jefaturas de gobierno antes de 2050”.¡Antes de 2050! Así que no, no nos digan que en 2024 podría haber una candidata mujer a la gubernatura cuando ni siquiera postularon candidatas mujeres en este 2021 para los municipios más poblados de la zona metropolitana.Hasta ahora nos han demostrado que todos son iguales. El tiempo se acabó.