Jueves, 28 de Noviembre 2024

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El reto de ser rector en la UdeG

Por: Jorge O. Navarro

El reto de ser rector en la UdeG

El reto de ser rector en la UdeG

La Universidad de Guadalajara (UdeG) tiene nuevo rector. Ricardo Villanueva Lomelí asumió el cargo y desde ayer es responsable de los destinos de la segunda universidad más grande del país, sólo después de la UNAM. Las aristas para revisar cuáles son los retos que implica ser rector de esta institución son varios; queda claro que la Universidad es grandota, tanto en instalaciones como en cantidad de estudiantes (280 mil, en números cerrados), además de trabajadores y académicos. ¿Pero es tan importante como sus impresionantes estadísticas?

Las cifras siempre son un punto de partida que permite un análisis: ¿Dinero? La institución manejará un presupuesto de 13 mil millones de pesos este año. ¿Edificios? En 109 de los 125 municipios del Estado se cuenta con al menos un plantel universitario. ¿Posibilidad de estudios? La Universidad, además de diferentes programas para educación media superior (la prepa, como decimos todos), también oferta 117 licenciaturas, 134 maestrías y 48 doctorados, entre muchas otras oportunidades de estudio.

Pero también deben considerarse otros parámetros para medir la importancia de la UdeG y por lo tanto, la responsabilidad que tiene encima Ricardo Villanueva como nuevo rector.

Es una institución educativa que ha ofrecido no solo clases y títulos a varias generaciones de jóvenes de Jalisco y estados vecinos del país; también les brindó oportunidades de desarrollo. Es literalmente imposible cuantificar cuántas familias, empresas, desarrollos y soluciones sociales se han formado y beneficiado durante décadas mientras la UdeG ha funcionado en su etapa moderna. Ese es un legado que debe protegerse, mejorarse y garantizarse.

Es también un foco de poder político en Jalisco. Con todos sus vicios y virtudes, perfectamente identificables. Alcaldes, gobernadores, diputados, magistrados, jueces, dirigentes sindicales, líderes partidistas y toda figura pública que usted pueda considerarse, se han formado (y deformado) en las aulas de la Benemérita Universidad de Jalisco.

Todo lo que se lee desde la primera línea y hasta este punto, más una interminable lista de logros que de tanto ser repetidos se han convertido en clichés, se pueden cobijar bajo el paraguas universitario: las empresas parauniversitarias, la FIL, los auditorios, teatros, festivales, coloquios y lo que se quiera y guste. Agregue al equipo de futbol que por cierto, le da el mote de Leones Negros a los universitarios, aunque no sea precisamente la actividad deportiva uno de los puntos fuertes de la institución.

Todo importa, efectivamente.

Y las expectativas que se han generado en torno al nuevo rector: su juventud, el relevo generacional, su experiencia política (añado que por haber perdido una elección frente al hoy gobernador Enrique Alfaro su conocimiento es especialmente valioso) y la teórica posibilidad que ofrece para mejorar una serie de defectos internos, como el conformismo evidente de la mayoría de su cuerpo académico para con un sistema no democrático que ha sostenido al denominado Grupo Universidad.

Si hubiera que sintetizar el reto de Villanueva Lomelí, y no es cosa fácil, propongo esto: debe preservar el valor social de la UdeG, pero convertirla más en universidad y menos en proyecto de un grupo político. ¿Puede? ¿Quiere?

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