Lunes, 18 de Noviembre 2024

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El reinicio o volver de donde pocos regresan

Por: Jaime Barrera

El reinicio o volver de donde pocos regresan

El reinicio o volver de donde pocos regresan

El lunes 11 de marzo debí haber escrito la entrega número 3118 de mi columna RADAR que publico en EL INFORMADOR de lunes a viernes. 

No lo pude hacer porque al salir de la nueva sede de Megaradio, la casa del noticiero radiofónico en el que trabajo también de lunes a viernes de una a dos de la tarde, fui privado de mi libertad por un grupo de cinco hombres fuertemente armados en el momento que abría la puerta de mi auto a las afueras de la estación. 

-¡Órale, cabrón, vámonos que quieren hablar contigo!-, me dijo uno de los raptores, mientras forcejeaba con ellos confundido y asustado. No hay forma de escapar a una operación tan velozmente ejecutada sin correr el riesgo de morir en el intento. Es cuando se debe decidir, en instantes, apelar o no a la incertidumbre del cautiverio. 

Mi auto se lo llevaron y a mí me sometieron de inmediato en el piso de los asientos traseros de la camioneta a la que me subieron. 

Desde ese momento, ya vendado de los ojos y con las manos esposadas, me sentí inmerso en una de las muchas columnas en las que he referido las distintas expresiones delictivas que se dan en esta crisis desbordada de inseguridad y violencia que padece la ciudad, el Estado y el país, así como las críticas a las autoridades y sus corporaciones policiales por incumplir su obligación constitucional de dar seguridad a la ciudadanía. 

De hecho, en mi penúltima columna publicada en este espacio el viernes antes de mi secuestro, abordé la privación de la libertad de Alejandro García, líder estatal de la CROM, a quien se llevaron de su propia casa y lo liberaron poco más de tres horas después severamente golpeado. 

Como lo expresé a distintos colegas en entrevistas antes de mi salida de la ciudad para activar el mecanismo de protección de periodistas de la Segob, luego de que mis raptores me liberaron las primeras horas del miércoles en Magdalena, mientras estuve a su hostil merced, me cuestionaron sobre mi trabajo periodístico y si publicaba a petición de alguien. Desde luego, mi respuesta fue que nunca he actuado por consigna sino atendiendo a los temas de interés público y periodístico. 

Luego de casi tres semanas de ausencia, hoy tengo la enorme dicha de reencontrarme con ustedes, queridos y queridas lectoras en este nuevo reinicio. 

Por eso, lo primero que quiero reiterar es mi lealtad y compromiso con ustedes, mis lectores, radioescuchas y televidentes que es a los únicos que debo mi trabajo. Sobre todo, con las familias que sufren desde el primer minuto que no saben del paradero de algún ser querido como sucedió a mi familia y que siguen padeciendo ese infierno miles de familias en Jalisco y en México, porque siguen sin dar con ellos. Seguir haciendo lo que nos toca hacer desde la trinchera periodística para que dejemos de ser unos cuántos los que, como me escribió con la contundencia que le caracteriza mi querido colega Agustín del Castillo, regresamos del mundo de los muertos. 

Sé que hay mucho que agradecer a muchas y muchos por lo que pasó mientras estuve en cautiverio y los días complejos que vinieron tras el sobresalto. Dedicaré el Radar de mañana a ello. 

jbarrera4r@gmail.com
 

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