La última década del siglo pasado, la de los años 90 de fin de milenio, fue trágica al vivirse tres magnicidios que crisparon la vida social en México y provocaron la primera alternancia política en el País. El fin del autoritarismo del PRI como partido único y la llegada al poder presidencial del PAN en el año 2000 con Vicente Fox.El primero ocurrió aquí en Guadalajara el 24 de mayo de 1993 cuando en el aeropuerto asesinaron al Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. La teoría oficial fue que los sicarios de los hermanos Arellano Félix, líderes del cártel de Tijuana, lo confundieron con el narco Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, que desde los 80 se instaló en la metrópoli tapatía. Para la Iglesia, se trató de un crimen de estado por las revelaciones que haría al Estado Vaticano de los narco-gobiernos mexicanos. Menos de un año después, el 23 de marzo de 1994 vino el del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana. Para el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se trató de una locura de un asesino solitario llamado Mario Aburto. Pero la lectura de muchos fue que se debió a disputas de poder internas en el PRI y el miedo a que Colosio no respetara acuerdos internos y hasta externos con las mafias. Ese mismo año, el 28 de septiembre vino otra convulsión con el asesinato del dirigente priista José Francisco Ruiz Massieu, a plena luz del día y saliendo de una reunión con diputados electos de su partido en la Ciudad de México. El gobierno de Ernesto Zedillo encarceló como autor intelectual al hermano de su antecesor, Raúl Salinas de Gortari y al aún desaparecido y entonces diputado federal, Manuel Muñoz Rocha. Fue el año que se soltaron los demonios y seis años después el PRI perdió el poder por primera vez en México.El magnicidio de Colosio tuvo repercusiones especiales en Guadalajara. Justo ese día estaba aquí el Obispo de San Cristobal, Chiapas, Samuel Ruiz, dando una conferencia académica en el Hotel Aranzazú del centro tapatío. Cuando llegó la noticia, el religioso suspendió su charla y fue escoltado hasta el aeropuerto. Habrá que recordar que el Obispo fue mediador del Ejército Zapatista que se levantó contra el gobierno de Salinas, y junto con Manuel Camacho Solís, que quería la candidatura de Colosio, se la pasaron robándole cámara al candidato priista, el corto tiempo que duró en campaña.Ayer se cumplieron 28 años de aquel terrible episodio y hacía mucho que no se recordaba tanto ni volvían tantos homenajes como el que le hizo ayer el Congreso de su natal Sonora, hoy gobernada por su amigo, ahora morenista, Alfonso Durazo, donde pusieron su nombre en letras de oro. La razón es simple. Luis Donaldo Colosio Riojas, aquel niño que tenía ocho años cuando asesinaron cobardemente a su padre que sería presidente de la República, que se quedó junto con su hermana Mariana de 1 año, también sin su madre Diana Laura quien murió de cáncer poco más siete meses después del magnicidio, es ahora el que gobierna Monterrey, y aparece como el más fuerte opositor a Morena para las elecciones presidenciales del 2024.Por eso ayer fue el regreso de los honores a su padre Luis Donaldo, cuya máxima era que en la política lo más importante era capitalizar las circunstancias, aunque llegaran cuando no pareciera el mejor momento. Como una candidatura presidencial a los 37 años como podría pasar a Luis Donaldo Jr.jbarrera4r@gmail.com